Publicado hace 15 años por --123349-- a revista.libertaddigital.com

La llamada Ley de Say es de sentido común y una verdad evidente: todos compramos (demandamos) lo que queremos con lo que producimos. El dinero sólo sirve para que el intercambio no se base en el trueque. Es decir, aportamos los bienes o servicios que producimos a cambio de dinero, y con ese dinero compramos. Nuestro poder adquisitivo sigue siendo el valor de mercado de nuestro aporte a lo que otros desean. Siendo ese principio tan obvio y de tan fácil comprensión, cuesta entender cómo se extendió el error.

Comentarios

Kartoffel

Como retorno al pasado, no está mal. Mañana veremos en LD a alguien reivindicando la teoría del flogisto y lo titularán "El mito de Lavoisier" o similar.

http://krugman.blogs.nytimes.com/2009/01/30/saving-investment-keynes-evolution/

AlphaFreak

#4 Y otros economistas afirman con igual convencimiento que se tardó tanto en salir porque los modelos keynesianos no se aplicaron inmediatamente, sino que se perdieron unos cuantos años hasta que Roosevelt llegó a la presidencia.

La economía es lo más parecido que hay a la meteorología, con una diferencia: los meteorólogos cada vez aciertan más.

D

Señor Ayau, resulta que el modelo keynesiano permitió a USA salir de la mayor crisis de su historia en la que se había metido gracias a la absurda teoría de mercados-que-se-autoregulan-formados-por-personas-egoístas. Hay que ser abtruso.

ikusiarte

#0 La Ley de Say dice que cada oferta crea su propia demanda. Y Keynes dice que eso no es así a corto plazo. Y que a largo plazo, todos muertos.

¿Dónde está el mito? ¿En Keynes o en la Ley de Say?

D

#2 En contra, nos cuentan de un tal escuela austriaca (de la que no sé nada de nada, soy biológo) que dice que se tardó tanto en salir de la crisis precísamente por el modelo keynesiano.

Lo de siempre, los economistas y su barniz científico a modelos ideológicos.

D

#5 Sasto! Hemos puesto los dos ejemplos del mismo convencimiento.

ikusiarte

#4 Pues haber que dicen los de la escuela autríaca sobre ciudad pocero y esa oferta que no tiene su propia demanda. Y todas las viviendas que los bancos y promotoras se van a comer con patatas, son ofertas sin demanda.

Ahora mismo, hay mucha oferta sin demanda. No hay más que escuchar lo que dicen en los concesionarios de automóviles. Eso de que los precios se ajustan automaticamente, como si hablaramos de la temperatura de dos pipetas, es absurdo. Los precios no son una temperatura, o un nivel de presión. Los precios dependen de las personas. Y las personas, por ser libres, no nos comportamos necesariamente como los modelos económicos dicen que debemos hacerlo.

Los Neoliberales llaman a esto "psicosis", "miedo" o cualquier otro efecto sicológico que afecta "desde fuera" a la economía. Pero ignoran que en realidad, eso también es economía. El miedo, es economía. Y la oferta no encuentra su demanda, por razones económicas, no psicológicas.