Hubo un tiempo en que los tipógrafos eran dioses menores con bigote, escuadra y divinidad de plomo. Fue entonces, hacia el año 1500 —fecha imprecisa, como todo lo mítico—, cuando un impresor con prisa y probablemente resaca decidió que su panfleto necesitaba algo que se pareciera al pensamiento sin tener que pensarlo. Y así, como quien improvisa una excusa para no ir a misa, nació el Lorem ipsum. No se trata, como muchos sospechan, de una sarta de latinajos inventados por un gato caminando sobre un teclado romano. No. Su …