Sé que la impunidad tampoco es cosa nueva. A lo largo de la historia los poderosos siempre han disfrutado de ella. La impunidad es un sinónimo o, quizás mejor, un eufemismo para barbarie. Es otro nombre para la ley del más fuerte. O para la rampante desigualdad. El poderoso, el fuerte, el rico, se impone sin reparación posible sobre los débiles y los pobres, y sanciona, además, su relato. Tampoco creo que sea muy novedoso el exhibicionismo impúdico con el que, cada vez más, se alardea de la impunidad.