Olas de más de 25 metros al Sur de África, tal y como refleja hoy ventusky.com.
Se espera que los próximos días este oleaje extremo alcance las costas africanas.
He estado muchos años en meneame.net, durante un tiempo me di de baja definitiva pero luego volví.
Apenas tengo tiempo para entrar, pues la Asociación que he creado me lleva a ocupar un tiempo imprescindible y el karma va desapareciendo por lo que impide que tenga la ocasión de escribir artículos que pudieran ser de interés.
Solo os dejo el enlace al Canal de WhatsApp de
Sendas, Asociación para la Prevención del Suicidio y de la Salud Mental.
whatsapp.com/channel/0029VaSzP2W90x2yQmKeQ545
La prevención del suicidio es de todos
Un gran abrazo.
Como sabéis, ocupo mi jornada laboral en un montón de tareas que tienen que ver con Menéame y otras no tanto. Me hallo en una de esas intersecciones y estaba pensando en si Chat GPT podría escribir un artículo en tono jocoso explicando por qué las patatas chips tienen burbujas, así que se lo pregunté y me devolvió este texto:
Ah, las patatas chips, esas magníficas conquistadoras de nuestros aperitivos y enemigas declaradas de nuestros intentos de dieta. Pero, ¿alguna vez te has parado a preguntarte por qué exhiben con tanto orgullo esas finas burbujas en su dorada superficie? Tal vez pienses que es un simple capricho de la naturaleza, o quieras atribuirlo a algún tipo de misteriosa geometría patatera sobrenatural. Pues bien, permíteme ser el aguafiestas que sacie tu curiosidad.
La presencia de esas burbujas en tus adoradas patatas chips no es fruto de la magia, ni del azar, ni del espírito juguetón de algún duende del aperitivo. No, amigo mío, es algo tan terrenal como el agua. ¡Así es! Esas burbujas son producto del agua en la patata que, al ser sometida a altas temperaturas, se convierte en vapor y busca escapar. Al no poder hacerlo, el vapor queda atrapado bajo la superficie de la patata, creando así las famosas burbujas. En conclusión, tus queridas 'chips' son como una especie de prisión para el vapor de agua, ¡más irónico, imposible!
Así que la próxima vez que te enfrentes a una bolsa de esas deliciosas y crujientes patatas chips, recuerda que están farfullando burbujas llenas de una dramática historia de agua atrapada y liberación parcial. ¡Bon appétit! Pero oye... ¿A quién le importa? Siguen siendo deliciosas. Así que de nada por lanzarte esa sobredosis de ciencia culinaria y arruinar (o mejorar) tu aperitivo.
Luego le pedí a ver si me lo podía explicar como si fuera Góngora, y me escribió este párrafo tan florido:
Ay, pertinaces tubérculos dorados, reyes los sois de tabernas y meriendas, preñados de aire como pretendidos augurios! ¿A qué deidad, cuál naciente Dioniso, os embriaga en tan efervescente danza?
Estas protuberancias, nobles caballeros, hijas no son de la incognita, ni producto de la incomprensión! Vuestro entendimiento, os lo aseguro, quedaría eclipsado por la sencillez de la verdad. ¡Qué rotundo desengaño, que en la fuente de tan halagüeño misterio se encuentre el líquido elemento, el simple y mundano agua!
En su lecho de aceite hirviendo, los últimos respiros del orbe acuoso buscan escapar desesperados al abrasador infierno. Pero, ah no, formidable es la cárcel del frito, que no concede a su prisionero la libertad, y así queda apresado en burbuja, perpetua muestra de su errónea esperanza de fuga.
Próxima vez que en vuestra mano repose tal lamina crocante, recordad la tragedia del vapor, su fugaz existencia inmortalizada en burbuja de patata. ¡Festín no es más que prisión! Decidle esto a vuestras papilas gustativas. Y sin embargo, ¿quién se resiste a su crujiente sabor? Pues, a pesar de sus burbujas de histórica condena, sabrosas siguen, oh, sí. ¿Haber echado mano a la ciencia para atormentar aun más vuestro bocado, cómo lo consideráis? Héteme aquí mordaz, pero satisfecho.
Si aún no os habéis cansado de este juego, os dejo dos más. Este redactado como si hablara M. Rajoy:
Miren, queridos españoles, igual que ustedes, a mí también me gustan las patatas chips. No vamos a entrar en debates sobre si son buenas o malas para la salud, eso lo dejaremos para los expertos. Pero hoy quiero hablarles de una curiosidad, las burbujas en las patatas chips.
Esto, esteee... es muy sencillo. Las burbujas no se crean porque sí, no son como los puestos de trabajo que estamos generando en España, que eso requiere esfuerzo y dedicación. Las burbujas son como los chistes en el Congreso, llegan cuando menos te lo esperas. Se crean porque la patata tiene agua y cuando las freímos, esa agua se convierte en vapor. Y en ese proceso, como todos bien sabemos, el vapor generaría la subida del IVA... ¡No! Perdón, me he liado. Quiero decir, el vapor queda atrapado y crea esas pequeñas burbujas que se ven en las patatas.
Y yo creo que es importante saberlo. A saber, uno puede estar comiendo patatas chips y pensar: pero, ¿por qué estas patatas tienen burbujas? Y ahora ustedes ya saben la respuesta. No es... no es un enigma mayor. Es el agua y su deseo de libertad. Eso es. Y, bueno, ahí lo dejo. Ya pueden continuar con sus... cosas. Bueno, que si pueden, aporten al crecimiento del país comprando patatas chips españolas. Que lo comido no quita lo bailado.
Y este de Aristóteles:
Oh, discípulos de la ciencia y la filosofía, acompañadme en una reflexión sobre el fascinante fenómeno de las patatas chips y las burbujas que ostentan sobre sus doradas y crujientes superficies. Es importante aclarar, como hiciera nuestro venerado Hipócrates con las enfermedades, que nada ocurre sin una causa.
En este caso, las burbujas no son sino signos visibles de un proceso muy natural y sencillo en su esencia. Echemos un vistazo al principio de la causa eficiente: la patata se sumerge en el aceite ardiente, y a causa de este calor, el agua contenida en su interior se convierte en vapor.
Sin embargo, en un giro digno de la tragedia de Sófocles, este vapor se encuentra atrapado bajo la superficie de la patata, creando una tensión que resulta en la formación de la burbuja. En realidad, este pequeño hueco es una forma de escape para el agua que no puede encontrar otra salida.
Esto, mis aprendices, es evidencia del eterno flujo de transformación y cambio en nuestra naturaleza. Así, incluso en el acto mundano de comer un bocado de patatas chips, se revela una historia de cambio y transformación, una lucha eterna entre la voraz fuerza del fuego y la humedad atrapada. Morded con sabiduría, y recordad que incluso en los actos más triviales, la lógica y las leyes de la naturaleza prevalecen.
Publica Vozpópuli un artículo donde se dice que el precio del aceite de oliva en origen ha aumentado un 300% desde 2021, pero ese aumento porcentual está mal calculado. Si nos vamos a los datos del artículo:
Si el precio ha pasado de 240 €/100 kg en 2021 a 716 €/100 kg en 2024, el aumento es del 200% en números redondos, lo que equivale a que su precio se ha triplicado (716/240=2,98).
Estoy emocionado con la respuesta de la comunidad a qué podamos comprar esta red social. Aunque posiblemente nos quedemos en el camino y la acabe comprando Warren Buffet [sarcasm] mi cabeza ya solo piensa en como monetizarla, eso sí, con originalidad.
La primera idea: Marketplace de Votos negativos (y de otras cosas). En principio a cada usuario se le daría una cantidad de votos negativos mensuales (30) y estos podrían comprar paquetes de 30 más por 5€. Así cuando entren movimientos coordinados de uno u otro color para tumbar noticias nos harían ganar pasta a los cuentapartícipes.
También, a modo Fornite o Clash Royal podríamos tener avatares tuneados por un módico precio. Se crea una suscripción «meneamers» o «meneifties» mensual de 3€ con funciones que no afecten al algoritmo kármico y desvirtuen la clasificación.
En cualquier caso, estas ideas son tonterías (o no), que solo de pondrían en marcha tras discutirlas en asamblea y votar si las llevamos a cabo.
Menéame es un Red Social con mucho potencial. Es el vinilo de internet.
Siempre me sorprendieron ciertas escenas contadas por mis hijos en el colegio y en el instituto en las que algunos docentes hacen uso de su posición de autoridad y de una audiencia cautiva para su interés propio. Y no me refiero a algo que ocurra de forma esporádica, sino a docentes que de forma recurrente posicionan sus mensajes.
Profesores que cuelan la religión en el aula con cualquier excusa, por ejemplo. Profesores posicionando opciones u opiniones políticas. Y las peores son aquellas en las que junto con el temario, van entrelazando sus ideas particulares, sesgadas, como un bloque de información compacto.
Todas son claramente un abuso del alumnado como audiencia cautiva. En este caso es un colectivo además con cierta indefensión (menores), y por ser docente y adulto el abuso se comete desde una posición dominante y elevada.
Parece que algunos docentes confunden su espacio de enseñanza con la oportunidad para hablar de sus cosas, una especie de púlpito desde el que contar sus historias sin que nadie pueda evitarlo y sin que nadie les señale. Con el agravante de que al hacerlo con menores el grado de influencia es importante.
Las consecuencias de señalar y denunciar todos sabemos cuáles son. Utilices el canal que utilices sabes que el alumno va a pagar los daños.
Lo que me ha llamado recientemente la atención es que esto también pase en la universidad.
Os pongo un ejemplo real: Emilio Corchado y Startup-Olé.
Emilio Corchado es profesor en la Universidad de Salamanca. Familia directa del flamante rector de la Universidad denunciado por diversos chanchullos (las malas lenguas apuntan a una presunta corrupción sistémica).
Startup Ole es su aventura en la organización de eventos. Tengo una opinión muy clara sobre este evento, pero no es relevante para el asunto.
Bien, pues el uso que hace este docente del tiempo destinado a las clases a promocionar este evento es indecente.
No sólo invierte tiempo de docencia en este asunto día tras día, clase tras clase, sino que utiliza su posición para que los estudiantes se apunten como becarios o compren entradas para asistir al evento. Llegando a equiparar asistir al evento con asistir a clase.
Entiendo que mencionar el evento en un momento dado pueda tener cabida en un aula, pero cuando de forma sistemática se utiliza una audiencia cautiva (el alumnado) para autopromoción, contratación de becarios, compra de entradas etc. considero que se traspasa el límite.
No es ético, no es apropiado, no es decente usar el espacio reservado a la docencia para la autopromoción de negocios propios.
Lanzo pregunta a los meneantes: ¿Habéis pasado por experiencias similares?, ¿cómo lo habéis gestionado?
No se como lo hacéis el resto, pero a mi me gusta no solo navegar en nuevas, candidatas, artículos,... también me gusta buscar noticias en concreto. Hay temas que me interesan y también suelo comprobar las noticias que envio para evitar los duplicados.
El buscador de meneame empezó a fallar hace tiempo, pero ahora es un desastre, no tienen sentido los resultados que da, cuando los da, puesto que hay ocasiones que directamente no devuelve nada.
Por eso, sin dar más vueltas propongo que mañana 9 de octubre no usemos la web durante 24 horas, como aviso a los administradores de la web.
A los romanos les encaba el color. Podemos ver esto en los innumerables frescos de las muy conocidas ciudades de Pompeya y Ercolano, las cuales nos han legado un numero impresionante de pinturas. Para los romanos, sus fuentes colorantes no estuvieron limitadas por lo que la naturaleza proporcionaba en su estado puro, si no que modificaban los colores de los pigmentos por calcinación. El caso mas amplio es la transformación de amarillos y ocres de hierro en rojo, de lo cual Vitrubio hace mención:
"<<Usta>>: es muy necesaria y se fabrica sin gran dificultad. Pues si cueces en el fuego tierra de ocre bueno y la enfrías después vertiendo vinagre muy fuerte, una esponja mojada (en este líquido) dará un color purpúreo. Si la reduces a polvo resulta la <<usta>>"
Ejemplo de calcinación de limonita/goethita. Este ejemplo es rudimentario y no controlado.
El rojo, aunque sea un cliché, es el color principal de la paleta romana, y empleado en muchos fondos de frescos, así como en escudos. En otras ocasiones se recurre la sinterización de pigmentos desde 0, caso del azul egipcio, técnica que ellos aprendieron de los egipcios, o de pigmentos de innovación propia, como recoge Plinio en su libro XXXV sobre nuevos pigmentos creados por diversos artistas según cita:
"Nicómaco y Parrasio fueron los primeros en servirse de la creta blanca de Eretria, Polignoto y Micón obtuvieron por primera vez un pigmento negro con el orujo de uva, Apeles preparó el negro de marfil, Nicias empleo por primera vez el minio de plomo.".
Una frita de azul egipcio de fabricación romana hallada en Moraleda de Zafayona, Granada, España.
Como vemos, la innovación y el desarrollo de mejores colores fue un motor en el arte romano, a fin de superar problemas relacionados con la disponibilidad o las propiedades de otros pigmentos (saturación, luminosidad, poder cubriente, resistencia ambiental). Sin embargo, la amplia gama de colores de los que llegaron a disponer los artistas romanos se volvió en su contra. Vitrubio, Plinio y Petronio hablan de manera contundente sobre lo que para ellos era la decadencia de la pintura romana, mas centrada en el abuso del color que en la técnica, sucumbiendo a las modas pasajeras y a la fantasía en lugar de plasmar la realidad, puntos alejados de las teóricas clasicistas heredadas de los griegos. Plinio se lamenta:
"Con sólo cuatro colores, el melinum para los blancos, el sil ático para los amarillos, la sinopis del Ponto para los rojos, y el atramento para los negros, Apeles, Echion, Melanthius, Nicómaco, ejecutaron obras inmortales; pintores tan célebres, que sólo uno de sus cuadros era comprado por el precio de tesoros de ciudades".
La paleta griega era tetacromática, compuesta por los colores descritos en el pasaje de Plinio: blanco, amarillo, rojo y negro. El azul quedaba descartado por connotaciones filosóficas relacionadas con la noche, la muerte y las tinieblas.
Las quejas de Plinio sobre la pintura decorativa y el abuso del color no quedan aquí:
"Terminemos primero aquello que aún nos queda por decir sobre la pintura, arte antes ilustre, cuando los reyes y los pueblos lo codiciaban, e ilustraba a aquellos que se dignaban ser recordados con su imagen para la posteridad. Pero hoy ha sido completamente expulsado por el mármol, e incluso por el oro. Ya ni los entrepaños de mármol nos gustan, ni aquellas porciones de montañas que la sierra extiende en nuestros dormitorios; nos hemos puesto a pintar incluso las piedras".
"Hoy que la púrpura se emplea para pintar las murallas, y la India nos envía el lodo de sus ríos (14) y la sangre de sus dragones y elefantes, la pintura no da ya más obras de arte. Por tanto todo iba mejor cuando los recursos eran menores. Sí, así es, porque como ya dijimos más arriba, se fijan en el valor de la materia, y no en el del genio".
Petronio, en el Satiricón, narra un diálogo entre Encolpio y Eumolpo:
"- Le pregunté a qué causas atribuía la decadencia de las bellas artes en el presente siglo, sobre todo en cuanto atañía a la pintura.
- El amor a las riquezas -me contestó- ha producido este triste resultado. En tiempo de nuestros antepasados, cuando sólo se honraba el mérito, florecían las bellas artes y los hombres disputábanse a porfía la gloria de transmitir a los siglos venideros los descubrimientos útiles. Demócrito, Hércules de la ciencia, destilaba el jugo de todas las plantas conocidas y se pasaba la vida haciendo experimentos para conocer las propiedades de vegetales y minerales. Eudoxio envejeció en la cumbre de una montaña para observar lo más cerca posible los movimientos del cielo y de los astros. Crisipo tomaba eléboro tres veces para purificarse el espíritu y prepararlo a nuevos descubrimientos. Y, volviendo a las artes plásticas, murió Lisipo de hambre, ocupado solo en perfeccionar los contornos de una estatua, Y Mirón, que infundió en el bronce el alma humana y el instinto animal, no encontró heredero. Sumidos nosotros en el vicio y en la embriaguez, no nos atrevemos ni a elevarnos al conocimiento de las artes inventadas en otro tiempo: detractores de lo antiguo, no conocemos más ciencia que la disolución, de la cual somos ejemplo y precepto vivientes. ¿Qué se hizo de la dialéctica? ¿Y la astronomía? ¿Y la moral, camino recto de la sabiduría? ¿A quién se ve hoy entrar en un templo, invocando a los dioses para alcanzar la perfección de la elocuencia o para descubrir los ocultos manantiales de la filosofía? Ni siquiera se le pide la salud. Mira a esa muchedumbre que se encamina al Capitolio: antes de llegar al umbral del templo, uno promete ofrendas, si se le muere un pariente rico; otro, si descubre un tesoro; otro, si antes de morir llega a juntar algunos millones de sestercios.Al senado, al mismo senado, árbitro del honor y de la justicia, le hemos visto ofrecer a Jupiter mil marcos de oro, y así parece despertar la avaricia ajena, puesto que intenta atraerse el favor del cielo a fuerza de dinero. No te asombre, por consiguiente, la decadencia de la pintura, ya que dioses y hombres ven con más gusto una barra de oro que todas las obras maestras de Apeles y Fidias y demás griegos locos, como ellos los llaman"
Vitrubio también hace mención sobre esto:
"Los antiguos no buscaban ni estimaban más que el talento del artista y la perfección del trabajo, mientras que hoy se estima una sóla cosa: el brillo de los colores. La ciencia del pintor no cuenta para nada, y no se aprecia más que el gasto realizado por el que encarga el trabajo: se sabe, por ejemplo, que los antiguos dosificaban el minium como droga muy rara, y en el presente se recubre con éste murallas enteras; se emplean con la misma profusión la crisocolla, el color púrpura y el azur (16). Las pinturas realizadas con estos colores, aun sin arte, no dejan de tener mucho esplendor; pero son tan caras que las leyes han ordenado que no sean en absoluto suministradas por los pintores, sino por los que realizan el encargo".
Los pigmentos mas luminosos y mas saturados eran los mas demandados, pero también los mas caros. Plinio los denomina floridi, entre los cuales entrarían, entre otros, el azul egipcio, el cinabrio (el minio romano), el minio (nuestro minio rojo de plomo), realgar, oropimente, crisocola, purpurissum, armenium, etc, mientras que el resto los denominaba austeri, es decir, los pigmentos comunes, entre los que entrarían los compuestos a base de óxidos de hierro, tierras verdes, cretas, tizas, almagras, etc. Sin embargo, al contrario de lo que se podría pensar, los colores floridi no eran siempre los mejores o, incluso, aptos para según que técnicas. El minio (el romano, es decir, el cinabrio), por ejemplo, se torna negruzco con el tiempo debido a las condiciones ambientales. De esto Vitrubio nos deja un texto:
"Cuando, pues, el bermellón, por el abandono del azogue ha perdido su vigor natural, se vuelve naturalmente tierno y débil. Asi que, cuando se le utiliza para los enlucidos de habitaciones cerradas, mantiene sin alterarse su color. Pero empleado en lugares abiertos, como son los peristilos, las exedras y otros semejantes, en los que los rayos del Sol y de la Luna pueden penetrar, el bermellón se altera, pierde pronto la viveza de su color y se ennegrece.
Eso les ha ocurrido a muchos, y especialmente al escribano Faberio, que habiendo querido tener en el Aventino una casa elegantemente decorada, hizo pintar todas las paredes de los peristilos y galería con bermellón(minium); y éstas, al cabo de treinta días, tomaron un tinte feo y desigual, por lo que se vio obligado a aplicar sobre aquél otros colores."
Este efecto ha sido apreciado por los arqueólogos modernos en excavaciones realizadas en Ostia en la Schola de Trajano.
Tras un año, cifra mayor a la dada por Vitrubio, el cinabrio comienza a desarrollar manchas negras, cada vez más amplias.
Y después de todo esto, en realidad parte sus quejas tienen razón. Supongo que desde el lado del artista (cosa que no soy), el color es solo un recurso y que el mejor recurso de tu obra sea el empleo de los mejores colores en lugar de los elementos mas fundamentales que componen el arte, como la técnica, la ejecución, el color (en una manera de entenderlo orientada a la de Plinio y Vitrubio), etc, resulta en una obra mediocre, o por lo menos, en algo que no destaca por las cualidades que debería destacar. Plinio y Vitrubio se alegrarían de saber que mi empleo de los colores se limita a los austeri, aunque la verdad, la razón es el alto coste de los colores floridi. Por fortuna no seré objetivo de sus criticas.
He tratado de no hacer algo infumablemente largo, por lo que tuve que recortar mucho. Ilustraré, si me lo pedís, algunos de estos minerales o pigmentos en los comentarios.
Fuentes:
Llega diciembre y los medios se lanzan a publicar artículos sobre la Loteria de Navidad que en muchos casos no son más que titulares llamativos tendentes a cazar visitas. La Razón asegura que hay un método matemático que asegura aumentar las probabilidades de ganar, pero el artículo no es más que una sucesión de obviedades (comprar un décimo de cada número) y citar un estudio de unos matemáticos británicos que se basa en un sorteo parecido a la Primitiva española, que es muy diferente a la Lotería de Navidad (que al contrario de lo que dicen, es un sorteo mucho más simple de analizar que los de tipo primitiva).
PD: si de lo que se trata según el artículo es asegurarte de ganar un premio al margen del importe económico de este, para la Lotería de Navidad bastaría con comprar 10 décimos, uno de cada terminación.
#Sugerencia: identificar a los usuarios que trabajan como moderadores profesionales con una etiqueta o similar, indicando que es admin en sus mensajes de comentarios y notas.
Actualmente está el moderador @Eirene y pronto se unirán activamente @dike @eunomia y @horas, cada uno con una función encomendada.
@Eirene, @eunomia y @dike son los tres moderadores que penalizan y atienden en [email protected]
@horas se va a encargar de dinamizar la parte de artículos y otros temas de contenidos. A @horas hay que dirigirle los mensajes y correos con propuestas relativas a contenidos.
No todos los meneantes conocen estos detalles y de seguro se crearán hilos en los que estaría bien identificar el rol del moderador con dicha etiqueta junto al nick.
Creo que no es difícil de implementar y ayudaría bastante a la comunidad.
José Ramón Riera, que dice ser economista y escribe artículos para El Debate, sigue demostrando que no sabe como funcionan las variaciones porcentuales sucesivas. En su último artículo asegura que con Franco a economía creía 21 veces más que con Sánchez y para ello compara el crecimiento entre 1960 y 1975 y entre 2018 y 2023, pero para sacar el crecimiento medio anual no se le ocurre otra cosa que dividir el acumulado entre los años del periodo: si entre 1960 y 1975 creció un 783,3% en 15 años, divide 783,3 entre 15 (783,3/15=52,2) y dice que equivale a que cada año creció de media un 52,2%. Es es, evidentemente, erróneo y demuestra que no tiene ni idea como funcionan las variaciones porcentuales sucesivas: si algo crece en dos años un 20%, es no equivale a un crecimiento del 10% cada año, sería un 9,54% cada año (1,20^0,5=1,0954).
Los cálculos correctos serían:
Si el fin de un gráfico es mostrar la información de una forma más efectiva, es claro que este de Expansión no lo cumple (o si lo cumple, si la intención es otra). Un simple vistazo no llevaría a pensar que la situación en los próximos años va a ser muy mal en EEUU y España y muy buena en Alemania e Italia, esto es así porque en cada país se están utilizando escalas verticales diferentes, lo que condiciona la interpretación. Un gráfico en que se utilizase la misma escala en todos los países quedaría así:
En los últimos días, el mecánico y creador de contenido Ángel Gaitán ha llamado "comegambas" a Rubén Sánchez, portavoz de FACUA, después de que la asociación de consumidores lo denunciara por acuñar una moneda sin autorización. La expresión, utilizada en tono despectivo para referirse a alguien que, supuestamente, vive del dinero ajeno, no es nueva ni original de Gaitán.
En realidad, "comegambas" fue un término popularizado por VOX en 2019 para atacar a la UGT. El partido de ultraderecha usó la expresión para desacreditar a sindicalistas, insinuando que se dedican más a banquetes y mariscadas que a la defensa de los trabajadores.
El uso de este insulto por parte de Gaitán contra Rubén Sánchez no es casualidad: evidencia cómo el lenguaje de la extrema derecha permea el discurso público y es adoptado sin cuestionamiento por distintos actores.
Aunque pueda parecer una anécdota menor, este episodio refleja la normalización de la retórica despectiva que busca deslegitimar a organizaciones y personas por su trabajo en la defensa de derechos.
Esta gráfica muestra las métricas del número de usuarios que han visitado Menéame en enero de 2025 en comparación con enero de 2024, desglosadas por fuente de tráfico.
Se observa que hemos pasado de 717.000 usuarios únicos en enero de 2024 a 560.000 en enero de 2025, lo que representa una disminución del 22%. Sin embargo, esto no es necesariamente una mala noticia. ¿Por qué? Si analizamos las dos principales fuentes de tráfico —Direct (usuarios que escriben directamente meneame.net en el navegador) y Organic Search (usuarios que llegan desde búsquedas en Google)— podemos ver un crecimiento del 4% en las visitas directas. Esto significa que más gente está accediendo directamente a Menéame, lo cual refleja una mayor fidelidad o reconocimiento de marca. Esto es especialmente relevante en un contexto en el que la dependencia de las plataformas y buscadores es cada vez más crítica para la mayoría de los medios digitales.
Entonces, ¿a qué se debe la caída en usuarios provenientes de búsquedas? La razón principal es el cambio en la forma de buscar información con la llegada de la inteligencia artificial, que ha alterado la manera en que las personas utilizan los motores de búsqueda. Este descenso no es exclusivo de Menéame; de hecho, es un fenómeno que está afectando a prácticamente todos los medios de información digital. En la actualidad, la mayoría de ellos dependen de Google Discover para monetizar sus contenidos, ya que esta plataforma impulsa de manera significativa el tráfico hacia sus sitios web.
El problema que se viene tiene que ver con la estandarización de otros tipos de Discover que no enlazan a los artículos. La crisis en el sector de los medios de comunicación sería enorme, ya que una disminución en el tráfico afectaría directamente a los ingresos publicitarios. La aparición de estos nuevos Discover como el Perplexity, que no solo curan contenido, sino que también lo presentan de manera directa y estructurada sin necesidad de que el usuario visite las fuentes originales va a llevar a la ruína a la mayoría. En otras palabras, estas IA actúan como agregadores de información ultraeficientes, proporcionando respuestas detalladas y contextuales en sus propias plataformas.
Si herramientas como ChatGPT y otros modelos de IA similares adoptan estas capacidades de curación y presentación de contenido, el panorama para los medios tradicionales cambiará radicalmente. La tendencia apunta a que cada vez menos usuarios sentirán la necesidad de hacer clic en los enlaces que llevan a las fuentes originales, ya que la información relevante se presentará directamente en el entorno de la IA. Esto plantea un desafío existencial para los medios de comunicación, que dependen del tráfico web para monetizar sus contenidos a través de la publicidad.
Por lo tanto, el descenso en las visitas provenientes de búsquedas no solo refleja un cambio en los hábitos de los usuarios, sino también una transformación profunda en la manera en que la información es encontrada y consumida. La clave para sobrevivir en este nuevo entorno será adaptarse a estas tendencias, buscando diversificar las fuentes de tráfico y fortaleciendo la relación directa con los usuarios para reducir la dependencia de intermediarios digitales como Google.
Siempre que escucho a políticos, sobre todo de la derecha y la ultraderecha, es decir, PP y Vox, decir que no les gusta la Ley de Memoria Histórica y que no tienen intención de cumplirla, el motivo que aducen, la excusa que utilizan es que
SOLO SIRVE PARA DIVIDIR A LOS ESPAÑOLES.
A ver si lo he entendido:
Esa ley pretende, principalmente, reparar no el daño físico, ese es irreparable, y ni siquiera las familias de los asesinados, en la mayoría de los casos, reclaman una compensación económica, esa ley busca un resarcimiento de la dignidad de esas víctimas, una reparación moral y el descanso de las familias. Que yo sepa, no pretende ningún tipo de revanchismo, juzgar a los culpables (la mayoría están muertos), ni siquiera buscar algún tipo de responsabilidad política, si la hubiera.
Su única pretensión es desenterrar a los asesinados por una dictadura y enterrados de mala manera, en cunetas o en fosas comunes sin identificar, y darles una sepultura digna, para que sus hijos (los que queden vivos, que no serán muchos) y sus nietos tengan un sitio al que llevar flores a su padre/abuelo. En definitiva, devolver la dignidad a alguien a quien se la arrebataron, asesinado por defender unas ideas, muchas veces sin siquiera haber luchado, sin haber empuñado un arma, sólo por "ser rojo", siendo un profesor, un camarero, un farmacéutico…
Esa ley también exige que se retiren los homenajes, sean en forma de calles, de monumentos o de placas, a nombre de los que perpetraron semejante horror. Es decir, que se retiren dichos homenajes a los que fueron partícipes de un golpe de Estado y la posterior dictadura semi- o pseudo-fascista (en realidad, dictadura franquista), y corresponsables de la represión y la muerte propiciadas por el dictador.
Entonces, ¿quién, con un poco de decencia, puede oponerse a una ley así? Y esa cuestión nos lleva la excusa inicial: los que se oponen lo hacen porque "divide a los españoles"………………
¿En qué los divide?
¿En los demócratas que quieren un Estado de Derecho vs los nostálgicos y defensores de un golpe de Estado perpetrado por un traidor y su subsiguiente dictadura? ¿En los demócratas vs los franquistas/fascistas? ¿En víctimas vs. verdugos? ¿En los que quieren que se haga justicia con esos asesinatos vs. los que les da igual esa justicia? ¿En los que quieren cerrar heridas de una vez por todas vs los que prefieren que no se haga, porque se ven reflejados como causantes de las mismas, puestos en evidencia?
Si fuera esa la división a la que se refieren, ¿cómo pueden defenderla y considerarse, sobre todo el PP, un partido decente, moderno y democrático?
¿No va siendo hora de que, sobre todo el PP, se desprenda de todas esos lastres que le hacen parecer (hay quien diría que porque lo es) defensor, incluso heredero, del anterior régimen, de una dictadura? ¿No va siendo hora de que el PP se acabe convirtiendo en un partido de derechas equiparable a sus homólogos europeos, moderno y alejado de sospechas de ser partidario de oscuros tiempos pasados, de oscuras dictaduras pasadas?
Porque un partido que defiende que hay que "proteger" a fascistas, a antidemócratas, a nostálgicos de dictadura, lo único que consigue es que esas actitudes, esas formas de pensar, sobrevivan, se perciban como "no son tan malas", da alas a los que piensan así, les hace crecerse cuando tienen un partido mayoritario que les protege, que les avala.
Dirigentes y responsables del PP: dejen de defender lo indefendible.
Es propiedad de Procter & Gamble, que abrió un centro de I+D en Tel Aviv, Palestina ocupada, en el que invierte 2.000 millones de dólares anuales.
Escribo desde la provincia de Murcia y no voy a esconder mi preferencia: me gustaría que España siguiera unida. Pero por encima de todo, lo que realmente quiero es que pase lo que pase finalmente, nos respetemos unos a otros y sigamos siendo amigos. Las preferencias son solo eso: preferencias. Yo no me ato a la mía. Aunque me gustaría una España que siga unida, tal vez no resulten las cosas así (y de todos modos, tarde o temprano, las cosas cambian, en un sentido u otro: países que crecen o decrecen, etc). Así que ya me he hecho a la idea de que cualquier cosa puede pasar, si no hoy día pues en un futuro, pero pase lo que pase algo no va a cambiar: seguimos siendo libres de mantener nuestra amistad.
Me da igual cuál sea el dibujo de la geografía política, si España llega hasta ahí o hasta allá, si la Península Ibérica se considera como un par de países o como diez países. Prefiero pensar como los pájaros: llámense como se llamen los países, y tracen los humanos las barreras mentales o políticas que tracen, puedo seguir haciendo volar libremente mi amistad hacia todos.
Un motivo por el que me gustaría que España siguiese unida es que intuyo que esto sería mejor para todos (tanto para los catalanes como para el resto de los españoles). No me tomo mi opinión muy a pecho porque sé muy bien que esta intuición que tengo puede estar equivocada: como todas mis otras intuiciones, con el tiempo unas se demuestran acertadas, otras equivocadas, y otras nunca llego a enterarme de qué hubiera sido mejor.
Respeto a quienes opinen que sería mejor la independencia. Puede que tengáis razón, o puede que no, ¡qué sé yo! (gente más inteligente que yo tampoco lo tiene claro, así que no debe ser fácil saber con total seguridad qué es lo mejor). Yo sospecho que a todos (catalanes y españoles en general) nos beneficiaría una España unida como la actual, tal vez en parte porque una situación de estabilidad parece más segura que una de vaivenes económicos, que nunca se sabe en qué acaban. Pero como puedo estar equivocado (al igual que quienes piensan lo mismo que yo), y también los independentistas podríais tener razón o estar equivocados, me parece interesante que cada uno defienda su preferencia, que juegue sus bazas como si se tratara de una partida de ajedrez. Gane quien gane la partida, simplemente me gustaría recordar que sea cual sea el resultado no tiene por qué despertar odios ni poner fin a nuestra amistad. Para mí los catalanes vais a seguir siendo mis amigos, incluso si "os vais", que lo pongo entre comillas porque os iríais a nivel de papeles y formulismos (burocracias), pero no en lo importante: no vais a salir de mi corazón.
Y motivos tengo de sobra para mi simpatía por vosotros los catalanes. Cada persona tendrá sus motivos. Algunos de los míos son tan peregrinos como que, siendo como soy desde niño seguidor del Barça, siempre he sentido predilección por Barcelona y la zona en general. En mi caso, siempre he sentido una afinidad especial por las comunidades del mediterráneo, desde Andalucía hasta arriba del todo. Una cosa que echaría de menos si algún día os vais, es que difícilmente pasarán partidos del Barça por la tele. Sí, es una pequeña tontería por mi parte (todos tenemos caprichos y aficiones), pero siempre he disfrutado del Barça. De todos modos, hoy día ya casi no consigo ver partidos, porque no tengo tele de pago: solo veo al Barça en la Copa del Rey y en la Champions cuando coincide que lo ponen en abierto. Pero algo es algo. Si os vais dedicaré más tiempo a seguir el ajedrez por internet (otra de mis aficiones jejeje). Y solo podré ver al Barça de uvas a peras, cuando algún año se enfrente en Champions a algún otro club español y lo televisen en abierto.
Como quiero escribir tal como se siente mi corazón, conciliador, añadir que los madridistas que me leáis, en mi caso no soy antimadridista (me cuento entre quienes piensan que ser de un equipo no obliga a estar en contra del principal equipo rival). De hecho me gustan los grandes equipos, que tienen tan gran talento. Solo que mi equipo es el Barça y es el que me gusta más desde siempre. Pero reconozco el talento de todos. Simplemente prefiero que gane mi equipo, pero como siempre, es solo una preferencia y no me ato a mis preferencias. Prefiero centrarme en ser cordial, y así tengo amigos del Real Madrid y amigos del Barça, y amigos catalanes independentistas, etc.
Al final la amistad es lo realmente valioso. A fin de cuentas dentro de 100 años todos calvos, y lo único que será digno de recordar es la amistad y las oportunidades que aprovechamos para amar.
Así que, pase lo que pase mañana y en los días sucesivos, espero que os vaya bien (que nos vaya bien a todos), ¡mucha suerte! Puede ser útil recordar que en caso de que alguno perciba que las cosas no van tan bien (económicamente, etc), lo realmente importante es el amor y la amistad: si soy capaz de seguir sintiéndome amigo de todos, estaré bien. Porque el que ama y tiene una actitud amistosa disfruta de un corazón ligero y alegre, sea cual sea la situación en los temas generales.
Espero que seáis felices (los unos y los otros), y yo pienso serlo, pues pase lo que pase tengo claro lo que he comentado: que lo único que me importa es la amistad y que no voy a renunciar a ella pase lo que pase en la pantalla del mundo. Digo "pantalla" porque a veces nos agitamos por el guion que se plasma en las situaciones mundiales y personales, pero como decía Calderón de la Barca: "La vida es sueño". O como decía Shakespeare en Macbeth: "La vida es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y de furia, que no tiene ningún sentido".
Sea lo que sea la vida, en mi caso he decidido de antemano que la mía va a ser una vida de amistad. Así que un abrazo a todos, y que seamos capaces de sonreír ("amistosear") en cualquier situación que pueda surgir. Ojalá no nos tomemos nada excesivamente en serio, al menos no tan en serio como para enturbiar una amistad. Hay cosas más importantes que cómo se configuran los mapas, o incluso que cómo se configuran las economías e incluso nuestras cuentas bancarias personales. La vida en sí, la amistad, es lo importante. Lo demás lo capearemos como sea, pues todo fluye y las cosas llegan, pasan y se van. El mundo es cambiante: hoy es así, mañana será asá, y pasado mañana acullá.
Esta partida de ajedrez (independentismo o no) en realidad no es para ganar o perder. ¿Quién sabe a ciencia cierta qué es mejor realmente? La verdadera victoria en esta partida es mantener la amistad (dejar de lado la tentación del odio) sea cual sea el resultado del juego. Es solo un juego en realidad. Como decía antes, dentro de 100 años todos calvos. Pero al menos hoy, ahora que aún me queda algo de pelo jejeje, puedo decir que aquí tenéis todos un amigo. Incluso si no os conozco personalmente, tenéis un amigo en el sentido de que aquí escribe uno que pase lo que pase, y juguéis como juguéis la partida, no os va a odiar. Tal vez yo también haga algunas jugadas en esta partida (por ejemplo dar opiniones en menéame, acertadas o equivocadas), pero lo que importa no son las jugadas, sino nuestros corazones. Y el mío he elegido estar atento para no dejar que caiga en el odio, y mantenerme tan fiel como pueda a mi deseo de amistad universal.
Los juegos del mundo parecen enfrentarnos en busca de ganancias para unos que representen derrotas para otros (deportes, política, etc), pero la amistad tiene la ventaja de que en ella todos ganamos y nadie sale perdiendo. En realidad la única verdadera victoria es la amistad, y lo demás son historias pasajeras, sueños fugaces que nos tientan por un minuto (o años) y luego no son nada. Quien sabe tener amigos, tiene verdaderamente la llave de la felicidad.
Pues nada, eso era. Pase lo que pase, disfrutad del juego y sed tan felices como podáis. Y dentro de 100 años... ¡todos amigos! Pero para qué esperar... ¿por qué no ser cordiales y amistosos desde este mismo momento, ahora, y mantener nuestra buena onda de aquí a la calvicie o eternidad? ;-)
Blanca, desnuda, se ve muerta en el espejo.
Su piel morena desmiente el nombre que eligieron para ella, pero a veces, por las noches, al ponerse el camisón, se ve terriblemente pálida y siente frío en todo el cuerpo, aunque sea verano y haya tenido que abrir la ventana de su cuarto para aliviar el bochorno. Luego se acaricia lentamente, como si tratara de quitarse una pena antigua, y cuando al fin entra en calor se mete en la cama pero no consigue dormirse, acuciada por el miedo.
En algunas ocasiones tarda más de lo corriente en alejar el frío, como si el soplo gélido que la recorre procediera de dentro de ella, y se le ocurre que es un presentimiento de que si se queda dormida ya nunca volverá a despertase. Entonces respira hondo, y se acerca las manos a la boca para convencerse de que su aliento sigue cálido, y se acurruca entre las sábanas como un niño que acaba de escuchar una historia de lobos. Esas noches las pasa en vela, imaginando que las vecinas revuelven en su armario en busca de algo decoroso que ponerle. A veces también ella participa en el debate y se decide por el vestido verde oscuro, con los zapatos de tacón, pero todo el mundo protesta, porque es una indecencia que una muerta lleve tacones. Luego se ve en el comedor del piso de abajo, en un ataúd oscuro, y escucha mentalmente los comentarios de todo el pueblo, que ha acudido al velatorio lamentando la muerte de una chica tan joven. Los oye hablar de su madre, y de la nevada que cayó el día de su entierro, y de lo mucho que sufrió su abuela, y de su tía Benigna, y de todas las cosas de las que ha oído siempre hablar en los velatorios. A veces se duerme cuando la están llevando a la iglesia, y otras durante la misa, cuando el párroco repite con voz cansada y entre toses asmáticas el mismo sermón de siempre.
Pero hay noches en que el miedo persiste y se ve llevada a hombros hasta los afilados cipreses del cementerio, y allí desciende a la tumba como el que entra en su casa, y escucha luego la tierra golpeando su ataúd, y las voces que se alejan dejándola tan sola como en aquel poema de Bécquer que leían en la escuela. Nunca ha pasado de ahí, y teme con toda su alma a la noche, alguna infinita noche de invierno, en que el alba se retrase para dar tiempo a imaginar lo que sigue.
Luego, por la mañana, cuando la despierta a voces su padre urgiéndola a llevarle el desayuno, Blanca trata de olvidar los devaneos nocturnos, pero regresa a la realidad cotidiana con jirones de esos sueños prendidos aún en la memoria, y sus pasos son más torpes, y su mirada más rápida, como si temiese la emboscada de una de esas pesadillas detrás de cualquier esquina.
Quizás por eso, a Blanca no le gustan los muertos ni nada que le recuerde los escenarios macabros de su extraña obsesión, y sin poder evitarlo, tuerce el gesto imaginando espeluznantes secretos de profanación nocturna cuando pasa junto a ella Rafa el enterrador.
Blanca rechaza con fuerza esas ideas, pero no consigue librarse de ellas. Cuando se sorprende pensando en algo tan repugnante como lo que su mente compone, se siente avergonzada de permitirse semejantes fantasías y hasta se sonroja un poco.
No sospecha realmente de él ni cree que fuera capaz de algo tan horrible. No lo tiene por mal hombre, pero a veces, más de las que quisiera, lo imagina desnudando lentamente un cadáver sobre una lápida blanca. Siempre se lo representa de ese modo: junto al cuerpo pálido y desnudo de una muchacha inmóvil, una joven fría y seria que al final abre los ojos. Una vez soñó con él y creyó ver que la muerta le sonreía a pesar de todo, pero cuando se despertó se sintió espantada por el recuerdo de aquel sueño y, durante muchos días, no se atrevió a cruzarse con él por la calle.
Rafa siempre le sonríe, a veces solamente con los ojos, o con un gesto casi imperceptible de las cejas, pero a Blanca le producen escalofríos esos saludos, como si se sintiese emplazada a una cita a la que no podrá dejar de acudir. Rafa le sonríe a todo el mundo, como el comerciante a sus clientes. Es un buen hombre. Es amable. Pero a ella le desagrada el aplomo con el que vuelve silbando del cementerio.
Blanca prefiere al campanero. Aunque deba su oficio a la pierna renca que lo imposibilita para trabajos de esfuerzo. Aunque los días de lluvia no pueda salir de casa por los dolores que le produce la fractura mal curada de su pierna. Aunque a veces la mire sin verla y se cruce con ella sin apartar la mirada del vacío en el que mantiene a buen recaudo sus ensoñaciones.
No hay más mozos en el pueblo y Blanca no puede marcharse a la ciudad o al extranjero, como hicieron otras. Los dos la pretenden y más pronto que tarde tendrá que elegir. O eso, o esperar a que muera su padre, postrado en cama, y marcharse luego sin haberse decidido por ninguno de los dos.
Once años lleva ya en cama su padre. Y otros veinte aguantará aunque sólo sea por seguir mandando. Antes no entendía su cerrazón, pero luego, cuando llegó la hora de hacer testamento y el viejo se negó, lo comprendió todo: el que no tiene nada que esperar debe reservarse algo para dar, aunque sea la sorpresa de un buen gesto.
Las tierras siguen siendo suyas y lo serán hasta el fin. No es que sea avaricioso: sólo es humano. No quiere que los vivos se desentiendan del todo de sus decisiones.
Lo mismo le pasa a Blanca. Cuando elija al enterrador o al campanero perderá todo interés a los ojos de su pueblo. Cuando elija a uno o a otro se habrá deshecho el misterio. Y con él se habrá deshecho también parte de ella, o de las razones por las que a veces la visitan las vecinas, tratando de saber algo nuevo con que entretener a las otras. Cuando decida será una más y ya no la tendrán en cuenta. Por eso espera, aunque prefiere a Baudilio, con su cojera.
Baudilio es un buen hombre. Sube peldaño a peldaño las abruptas escaleras de la torre y acaricia las campanas antes de empezar a golpearlas con el badajo. Las acaricia como si les pidiera perdón y luego, tras el ronco son de la santa María o el claro cantar de la san Juan, evade su mente a otros mundos, descubiertos y explorados en los libros del cura: Samaria, con sus mujeres que ofrecen agua y sus comerciantes que recogen a los heridos y los curan a sus expensas; el lago Tiberíades, donde Jesús camina sobre las aguas y hasta los peces le obedecen para acudir a las redes; Jericó, con sus murallas capaces de resistir cualquier asedio menos el de las trompetas de los hebreos; Cafarnaúm, el mar Rojo con sus aguas divididas, el Egipto de los faraones, Ur de Caldea o incluso el vientre de una ballena. Así de lejos vuela Baudilio en alas de sus campanas, hasta sentirse un habitante más de esos mundos llenos de prodigios, de ruedas en el cielo, carros de fuego, soles que se detienen y muertos que resucitan para ridiculizar a Rafael, su rival y su enemigo.
Las campanas se oyen desde el cementerio.
A veces Rafael levanta la cabeza y mira de reojo al campanario, entre triste y resignado. Sabe que ha perdido y que perderá siempre, haga lo que haga, porque él es la verdad y la verdad no importa a nadie. La verdad es el propio pueblo, lleno de casas caídas, y las tumbas que él ha cavado, y las que aún cavará para que en pocos meses se llenen de hierbas por falta de quien vaya a limpiarlas de maleza. La verdad está en la pala y la escribe a recios golpes sobre el suelo el gran profeta Azadón. Oyó decir una vez que el ángel exterminador se llama Abbaddon, pero es mentira, o una mala pronunciación: se llama Azadón, y él lo sabe de sobra.
Pero no importa. La verdad no le importa a nadie. La verdad se burla desde los tejados deshechos y se ceba en ese censo menguante que va limando sin pausa el vigor, la memoria y hasta el letrero oxidado que aún sostiene sobre la carretera el cansado nombre del pueblo. La verdad es que los que quedan se siguen considerando el centro del universo, pero él y Baudilio quieren casarse con Blanca porque no hay ninguna moza más en el pueblo. La verdad es que él se hizo enterrador porque no había otro en la cofradía para tirar de la pala. Se hizo enterrador de hombres porque en la capital no se han atrevido aún a convocar plaza de enterrador de pueblos y comarcas, que es lo que en realidad haría falta.
Por eso Rafael sabe que no puede vencer: desde que el mundo es mundo, los hombres siguen y admiran al que toca las campanas y hace ruido. Desde que el mundo es mundo, los cojos se encaraman a las torres para mirar desde arriba a los demás. Y mientras tanto, los que labran la tierra sufren y aguantan, y alimentan con su trigo a los pájaros que divierten a los poetas y los soñadores.
El mundo está lleno de campaneros. Y la campana es enemiga de la azada.
Rafael sabe que perderá porque no tiene siquiera un mal recuerdo que lavar y eso no se lo perdonará Blanca. Ni Blanca ni nadie. ¿Qué es un hombre sin una desgracia que ofrecer? Sin alguien a quien redimir, hasta Jesucristo sería un don nadie.
Rafael lo sabe.
Baudilio lo sabe y hace doblar a gloria las campanas, anticipando el esplendor de su momento. Porque también leyó en el libro del cura que no sólo de pan vive el hombre, y sabe que su adversario es todo hogaza, sin siquiera una pizca de vino para embriagar por un momento los sentidos y marcharse con la imaginación a donde no llegan los pies.
Baudilio se queda en el pueblo porque no tiene a dónde ir.
Rafael podría marcharse pero no lo hace por no quedarse sin un lugar al que volver.
Cada cual sabe lo suyo.
Blanca prefiere esperar. A veces sueña con Rafael tocando las campanas desde la torre y se despierta sudando. Sueña con sus brazos fortalecidos por el trabajo. Sueña con su torso sudoroso y su piel morena, curtida por el sol. Pero lo sueña en el campanario.
Así son las locuras de los sueños, absurdas pero inocentes. Más inocentes sin duda que esas otras ensoñaciones de las noches en que teme no volverse a despertar y se imagina yaciendo en el fondo de una tumba, oyendo pasos en la graba, acuciada por el vértigo de la espera a que alguien la saque y la desnude sobre la lápida de mármol.
Blanca no lo sabe, pero el vértigo es eso: no el miedo a la caída, sino el miedo al deseo de caer.
Ella lo ignora. Sus sueños, no.
Miraba la luna sentado bajo un árbol. Pensó en que sus hojas eran más bellas que la plata, y las estrellas más hermosas que cualquier joya. Pensó que el ser humano debió recurrir en su día a las piedras preciosas, el oro y la plata, para tener una representación imperfecta de ese milagro. Pero nuestra estupidez nos llevó a olvidar la grandeza de las estrellas y hurgar en la tierra buscando joyas.
No compartió con nadie ese pensamiento, como tantos otros. Por vergüenza, por temor a no ser comprendido, por la convicción de que no valía nada...por tantas razones que le atenazaban, como atenazan a tantos otros. Es curiosa la evolución de la mayoría de seres humanos desde su nacimiento. En los primeros años son pura espontaneidad: expresan alegremente y sin complejos lo que piensan y sienten, sin reparar en su "conveniencia". Posteriormente, muchas voces autorizadas les van enseñando a no expresar cosas inapropiadas. Desde los padres que montan en cólera porque su hijo les ha dejado en mal lugar ante sus amigos por una ocurrencia, hasta el matón que golpea a un compañero de colegio porque decide hablar de ballet cuando debió hablar de fútbol.
Y entonces nos domina el silencio. En unos casos, es tangible: dejamos de hablar porque estamos convencidos de que el mundo no quiere escucharnos. En otros, está escondido pero no es menos triste: construimos un personaje para agradar a los demás, y ese personaje es muy locuaz... pero permanecemos eternamente mudos tras él.
Si todos nos atreviésemos a expresar lo que nos nace de dentro, saldrían a la luz millones de almas gemelas que hasta el momento han vivido en soledad. Descubriríamos que muchas ideas, peculiaridades, formas de ser...tienen un tremendo valor para otros aunque, desde nuestro silencio, pensemos que a nadie le gustarían.
Piensa en todas las oportunidades de ser feliz que has perdido por no atreverte a decir una palabra, a caminar sin máscara, a seguir el rastro de una estrella fugaz. Piensa que el silencio pesa más cuanto más tiempo lleva sobre tus hombros, y que acaba distorsionando tu visión de la realidad hasta el punto de hacerte percibir que todo es oscuro.
Y habla. No tienes nada que perder. Sólo el silencio.
Sea quien sea tu jefe, los trabajos a las afueras a las cuatro de la mañana no tienen buen aspecto, pero si trabajas para Juan Morales y te citan para un encargo de esa clase, no queda más remedio que pensar en lo peor.
Eso mismo pensaba Herminio mientras paseaba nervioso por el almacén donde guardaban el whisky de contrabando. Aquella noche no había ni una botella, y todas las cajas, curiosamente, contenían justa y exactamente lo mismo que indicaban sus embalajes: herramientas.
De todos modos el whisky no faltaba, y de vez en cuando los dos hombres a que había llamado Morales para aquella anoche entraban en calor dando un trago a sus petacas.
—¿Hasta cuando demonios tendremos que esperar aquí? —gruñó Herminio frotándose las manos.
—Note quejes, Minio: esta noche no podemos estar en ningún sitio mejor. Esto es el mismísimo cielo —repuso Torralva, su compañero, estirando los brazos para desentumecerse.
—Menuda mierda de cielo. Un sitio donde te mueres de asco y se te congelan los pies.
—El cielo es un lugar donde nunca pasa nada —replicó Torralva escupiendo una colilla
—Mentira: eso es el limbo.
Torralva pensó que no tenía que haberse juntado con un antiguo seminarista, pero prefirió callar. A él no le importaba pasarse la noche entera en aquel almacén perdido en medio del campo, un lugar en el que era más el paisaje que la temperatura lo que hacía sentir frío. Herminio empezaba a ponerse nervioso, y sólo porque no pasaba nada. ¿Y qué iba a pasar? Les habían dicho que aguardasen allí, con las luces apagadas, y eso hacían.
Llevaban ya cinco horas, cierto. Cinco horas sentados sobre cajas que no contenían ningún licor y las petacas podían llegar a agotarse. Tal vez fuera eso lo que ponía nervioso a Herminio. Demasiado fácil para no ser carne de sorpresa.
—¿Y cómo es el limbo, Minio? —preguntó Torralva para arrugar el silencio, que empezaba a cuajarse.
—El limbo es un lugar donde las almas encallan para toda la eternidad, sin saber por qué. Como nosotros aquí, con este frío.
Torralva esbozó una sonrisa breve.
—No te preocupes, que ya tendrás tiempo luego de entrar en calor.
—Traen mercancía de verdad, ¿no?
—De la mejor, amigo. Ya lo verás.
—Me da igual que sea un camión entero lo que haya que descargar. Cualquier cosa es mejor que estar aquí sin hacer nada —aseguro Herminio.
Torralva frunció el ceño.
—¿Preferías haber ido con los otros muchachos?
—Cualquier cosa mejor que esto — repitió Herminio con el tono de quien da por hecho que nadie en sus cabales dejaría de estar de acuerdo.
A lo lejos se oyó el motor de un camión. Podía ser el resto del grupo, que
por fin llegaba.
Torralva suspiró.
—Estás mejor aquí, amigo. Van a liquidar a Mario. Estamos aquí para enterrarlo —dijo mirando muy fijamente a su compañero.
Herminio abrió tanto los ojos que su compañero pensó que le iba a dar un colapso.
—¡No puede ser! —consiguió exclamar.
—No debería habértelo dicho, ¿pero qué importa ya? Ahí vienen.
Los dos hombres abrieron el portón del almacén e hicieron señas con una linterna al camión, que respondió encendiendo y apagando rápidamente las luces.
—¿A Mario? ¡Pero si es el yerno del jefe...!
—Por eso mismo, Minio. No sabes cómo son las mujeres...
—Hace poco que los vi juntos y...
Torralva rechazó con un gesto.
—Cartas. La mujer encontró un puñado de cartas de amor en un cajón del despacho de Mario —explicó.
—Oh —musitó Herminio.
—Cartas de amor, sí. Las encontró su mujer. Y eran de ella. Las había escrito ella.
—¿Y entonces por qué...?
—Estaban sin abrir —respondió Torralva con una carcajada.
Este artículo viene de la costumbre de enarbolar por parte de los escritores —donde me incluyo— el buen afán de ayudar (o demostrar) a otros colegas como mejor se nos dé. Ya de por sí es una ironía, pues dos personas pueden tomar el mismo camino o realizar la misma tarea y obtener resultados diferentes.
Por Internet hay decenas y decenas de artículos sobre consejos sobre escribir. ¿Qué es lo que sucede? Que encontramos tantos y tan variados (incluso algunos que se contradicen, y dentro del mismo artículo) que ya no se sabe a quién hacer caso. Pero entre toda esa guía revuelta, existen los llamados “malos consejos”, que se han propagado hasta el punto de ser considerados una anatema, trozos de ensayo que figuran en la lista negra del libro sagrado no escrito del escritor. Hay algunos con los que concuerdo, pues el puro sentido común ya te indica, pero otros me hacen llevar las manos a la cabeza por el más puro de los instintos. Estos son los que quiero tratar. Entre mis deducciones de porqué son considerados el mal, hay una que incluso no me resulta descabellada: que la pura envidia u orgullo tergiversa esos consejos para “dañar” a cualquier posible competidor. A un experimentado es raro afectarle, pero hay más cantidad de noveles y soñadores que de escribir saben lo básico, y es fácil que se crean y lleven a la práctica cualquier artículo recóndito del blog ubicado en el lugar más aleatorio.
Bien, sin otro ánimo mas que el de ayudar, quiero repasar de los más comunes, concluyendo el tema con que si de verdad es tan importante.
(Antes que se produzca la confusión, los títulos son como se exponen en otros lugares, donde se consideran malos consejos. Aquí los defiendo, alarmado porque no los considero erróneos).
—Nunca te salgas de tu género:
El primer supuesto de mal consejo ya desvela que el principal problema de aconsejar es la subjetividad y la ambigüedad para quienes no tienen una experiencia formada.
Estoy de acuerdo en que hay que escribir y leer de todo. Todo. Sin cerrarse a nada, incluso lo malo porque enseña a cómo no hacerlo. Así se aprende y se expande el horizonte mental. Pero bien, una vez has hallado tu género, ¿qué problema hay en volverse un maestro en ello? El truco está en aprender de otros géneros para aplicarlos en el tuyo. Si eres capaz de ser un multi-género, adelante, pero de normal lo suyo es aprender de todos para aplicarlo a tu estilo personal, ese que te pueden imitar pero nunca copiar (cierto hecho marca de la casa *guiño guiño*).
Si pensamos de un modo editorial/comercial, lo más viable es colocar a un escritor en el género que más conoce y practica. De vez en cuando hay que arriesgarse (siempre) y lanzar algún título alejado de tu género. Stephen King así hace, sorprendiéndonos con alguna obra que poco tiene que ver con el terror. Imagino que las escribe cuando realmente siente que es necesario, sin forzarlo.
—Muestra, no cuentes:
Me mata. Una de las claves del buen escritor puesta entre dicho. Este “mal consejo” nace de la falta de empatía y/o por la poca cantidad que se lee de media.
Es sencillo. Tú lees sobre alguien con el rostro enrojecido por la zona de la nariz, los ojos llorosos y un tanto fatigado. No te hace falta que nadie te diga que está enfermo, lo más probable con un resfriado. Antón Chejov comentaba que no describas la luna, muéstrala en el reflejo de una botella rota. Esa es una de las claves de escribir bien, el cómo lo cuentas y, por favor, el lector no es tonto, y tiene la sensibilidad necesaria para comprender a qué te refieres, a reaccionar ante una bella imagen. A falta de poder aplicar lo de una imagen vale más que mil palabras, el escritor se ve obligado a activar la imaginación del lector.
Este pretexto, que espero no esté tan expandido, nace de la comodidad y las ganas por esforzarse en esforzarse poco, en creer que con describir y describir es suficiente (irónico para la comodidad). En la vida real no tenemos al lado alguien comentando todo lo que vemos (aunque existen personas así). La literatura en comparación rellena ese hueco y hace de la función transmisora que luego interpreta nuestro cerebro. Si una línea me la puedes resumir en dos o tres palabras visuales bien combinadas, es que algo funciona. Lo mismo para un párrafo resumido en dos o tres líneas.
Puede que la confusión surja de cómo contamos el punto de vista del personaje. Si es primera persona es lo más sencillo, nos limitamos al modo de ver el mundo de un único personaje. Si es en tercera usando a varios, podemos ir saltando, con los giros y sorpresas que eso conlleva, jugando con el variado modo de ver que tienen diferentes personas sobre el mismo lugar, persona o suceso.
Por favor, muestra, el ser humano medio comprende una escena sin que se le explique el porqué de ciertos detalles y gestos. El cine ya nos ha enseñó a comprenderlo (hasta el vicio).
—Acorta:
Se sabe que escribir una novela o relato extenso requiere del mismo trabajo tanto de escribir como de corregir. La impaciencia por publicarlo o enseñarlo a la humanidad entera logra que la parte de corrección sea tratada a la ligera. Dentro de este proceso, existe el consejo profesional de acortar. Corta, resume, elimina… parece que no, pero por experiencia aseguro que es de lo mejor que se puede hacer.
Vivimos en unos tiempos de prisas de un sol a sol cada vez más rápido, de consumir lo máximo posible en menos tiempo (lo cual mata a las buenas obras, que requieren de ser disfrutadas y analizadas con calma), así que este detalle, ahora más que nunca, es necesario si uno quiere ser leído, aunque es más importante por el motivo principal de lograr algo interesante de leer. Duele matar a nuestros seres queridos (eso comenta Stephen King en su famoso libro didáctico), pero el resultado final se nota. Mas que acortar, es ir directo, con la clave de mantener al lector dentro de la imaginación, del sueño constante.
En el primer borrador solemos escribir de más, volcamos todo lo que tenemos dentro y, a menos que seas Mircea Cartarescu (que a la primera le surge lo que va a ser publicado), un buen porcentaje no es necesario para contar lo importante de la historia. Tras escribir todo el bloque y dejar reposar, al retomar es el momento de analizar qué es vital e imposible de quitar. No te engañes, hay mucha cantidad que sobra, y párrafos importantes siempre pueden ser acortados. Se sabe que cada párrafo de un libro bien compuesto no sobra porque cuenta algo que tiene que ver con la trama, o que contiene detalles que son o serán importantes. Al inicio es normal describir cómo son los personajes con sus comportamientos y acciones, pero después comienza la aceleración que permite atrapar la intriga del lector, y eso se logra acortando.
Insisto, no es (sólo) porque vivamos deprisa, sino porque es necesario para que el lector no sienta que está perdiendo el tiempo al leer ciertos trozos. Ahí está el meollo de este arte, saber capturar y no soltar a cada línea. No temas acortar para poder unir dos trozos separados por culpa de una o varias palabras grises. Toca invertir el mismo tiempo que escribiendo. Ah, sí, en la revisión te dará por añadir. No es tan buena idea como parece.
—Escribe sólo una cosa al mismo tiempo:
Este supuesto mal consejo me pilla. Al parecer, quienes lo defienden es porque se atascan con sus novelas y se dedican a escribir otras. Bueno, si eres capaz, de acuerdo, pero prefiero lo de una cosa detrás de otra. Lo de atascarse… si uno ha leído y escrito lo suficiente nunca debería sucederle. Lo de la hoja en blanco es más una leyenda, porque existen tantos temas e ideas por contar que no creo que una única persona pueda contarlas todas. Por otro lado, se conoce que la musa te pilla trabajando, y si te sientes poco inspirado, es tan sencillo como ponerte a escribir por escribir. Deja calentar los motores.
—Escribe sobre lo que sabes:
De nuevo, la ambigüedad. Sí, hay que escribir de lo que eres entendido, pues da gusto tanto escribirlo por parte de uno como leerlo por parte de otra persona; pero no, porque te quedas en tu zona de confort y a la que hace cinco artículos o reseñas descubren que estás limitado o eres monotemático. Es como el primer mal consejo, sobre lo de quedarse en tu género predilecto. Lo suyo es leer de todo para evitar este supuesto problema, hablar y conocer a la mayor cantidad de personas y visitar lugares: vivir, acumular experiencias. Con ello se logra que lo que escribes sea variado y no parezca que escribes sobre lo que sabes, sino que hablas en un lenguaje más universal.
Pero hoy en día nos movemos poco del lugar donde está el ordenador (hablo de la media de escritores, pero se sabe que se expande a más tipos de personas), leemos deprisa y corriendo y en su mayoría son discusiones (que no debates) de las redes sociales, y conocemos gente de la que no sabemos cómo son en aspecto. ¿Cómo esperamos escribir algo creíble? Aunque las generaciones cambian, y puede que les resulte más verosímil el que escribas sobre gente sin describir sus gestos y costumbres en sociedad más allá de las aficiones, que ya no haga falta hablar sobre su rostro pues basta con señalar que tiene el del personaje de moda. Las referencias a la orden del día, lo que me aconsejaron en su momento que no hiciese, ahora es una necesidad para conseguir cierta “empatía” al ser leído.
En resumen, sal de vez en cuando de lo que dominas. Documentarse es uno de los mejores procesos a la hora de escribir. Deja de visualizar esa serie o película al doble de velocidad y ponte a descubrir sobre el mundo.
—Adverbios y adjetivos:
Este mal consejo sí que está expandido. Su origen nace del citado “Mientras Escribo” de Stephen King, donde recomienda no usar nunca adverbios. Lo que nadie ha caído en la cuenta es que se refiere al inglés, pues de hecho el propio traductor tuvo el detalle de indicarte que son palabras terminadas de normal en –ly. En castellano son las terminadas en –mente. Así que tenemos una norma que se ha tomado a rajatabla, siendo criticados aquellos que usen prontamente cualquier adverbio que modifique al verbo cruelmente.
Este consejo mal interpretado por un “lost in traslation” hay que entenderlo como que no hay que abusar de adjetivos y adverbios. Abusar, que no el no utilizar jamás. No pasa nada por colar alguno de vez en cuando. Queda claro que queda mejor y menos vago el no usar adjetivos, lo de la botella rota y el reflejo de la luna y eso, pero tampoco voy a dejar de leer un libro interesante sólo porque me diga que una bicicleta está, simplemente, rota. Es impreciso para la imaginación, pero ya se encarga el cerebro de arreglarlo. El problema es si cada línea tiene un adjetivo, pues me saca del sueño vivido que supone leer.
—Empieza por la mitad:
Otro consejo que se ha tomado a la literal. Cuando se dice que comiences tu historia por la mitad, no se refiere a que comiences a escribir tu novela por en medio y luego realices el inicio o el final. Se refiere al clásico y efectivo truco de contar al iniciar la historia una escena de la trama avanzada. Esto produce que el lector se interese sobre cómo se ha llegado a ese punto y el qué sucederá después, por lo que no tiene otra que leer la primera mitad de la novela para llegar de nuevo a ese punto. ¿Es tramposo? Un poco, pero da la emoción e intriga que se busca, y seguro que el lector no se siente engañado una vez cumplas con las expectativas de esa primera escena adelantada en el tiempo.
Aquí viene el meollo clásico sobre los escritores de mapa y los de brújula, que son lo que planifican de principio a fin su novela contra los que la comienzan y se dejan llevar. Los primeros lo tienen todo pensado, cada cabo bien atado, los segundos es fácil que se pierdan, pero logran esas escenas donde no sabes qué va a suceder pues ni el propio autor lo sabe. Creo que lo suyo es un punto medio, saber de antemano sobre qué vas a escribir, documentarse bien, tener claro lo importante de la trama y entonces lanzarse sin miedo, dejándote llevar. Por otro lado, no hay que cerrarse y negarse a modificar ciertas partes. Puedes tener una idea mejor o darte cuenta que tal parte mejora al ser cambiada o eliminada. Si lo suyo es sorprender y dejar contento al lector, lo mejor es lograr que eso mismo te suceda a ti al escribirlo, y planificarlo puede matar un poco la esencia si se abusa de ello.
—Varía tu lenguaje:
Otro supuesto mal consejo contradicho por algún vago. Si uno lee en cantidad, ni se da cuenta de la variedad de su lenguaje. Si uno está limitado en su lenguaje, que no se excuse, que lea un poco más y abra esa perola. También se aplica a lo de si repetir o no palabras dentro de un mismo párrafo. Como se sabe, lo suyo es un punto medio, y no creo que pase nada porque suceda de vez en cuando. Si es a cada momento, hace sospechar de la capacidad del escritor. También sucede que a los mejores escritores ni se les nota cuando repiten a cada momento una palabra. No hace mucho leí una entrevista sobre Alan Moore donde se refería a cierta palabra una y otra vez. El tema era tan interesante que ni me percaté, sólo al revisarlo me di cuenta de la repetición de la palabra, pero no me importó porque su discurso resultaba estimulante y esclarecedor, lo que eclipsaba cualquier aparente fallo.
Con la variedad de palabras que posee nuestro idioma, como para faltarle al respeto.
—Tienes que juntarte con otros escritores:
¿En serio esto es tratado como un mal consejo? Vivamos todos en nuestras torres de marfil, por supuesto, nos aislamos de los colegas del gremio, claro que sí. ¿Qué van a saber ellos? ¿Qué consejos y experiencias puede darnos alguien que trata y lee sobre los mismos temas que nosotros? Encima que los contactos son necesarios para colar la pata en tal o cual lugar. En fin…
Ya lo decía mi abuela, que una de las mejores experiencias de la vida es conocer a gente, y ella sabía mucho sin apenas haber leído. Hay que tener amigos hasta en el infierno. En muchas ocasiones las personas son más interesantes que los libros, y rodearte de gente afín es estimulante. El mero hecho de unirte a un foro o chat de escritores ya motiva a escribir. Compruebas otros métodos de realizar los mismos ejercicios, aprendes detalles que se te escapan, compites por mejorar y de paso te diviertes.
Quiero creer que quien diga que juntarse con otros escritores es malo es por culpa de malas experiencias. Como en todo campo artístico, hay mucho ególatra, envidioso y competidor que no soporta que alguien le enseñe o tenga esas mismas tareas y objetivos que le hacen creer tan único y especial. Hay un tipo de persona que, en verdad, son resignados con máscaras de sabelotodo que no podrían aguantar ver a alguien consiguiendo lo que ellos no han podido. Su propia sabiduría les estanca. Se creen haber dominado la vida, y si ellos no lo han logrado, oh, tan capacitados y elegidos que son, ¿cómo va a poder el resto? Déjalos ahí en el centro del mundo: están completamente solos.
—No escribas un género menor como Fantasía o Ciencia-Ficción:
Este sí que es un mal consejo. Por suerte este prejuicio ya se ha superado. Hoy en día cierto elitismo se desvanece y hay autores reconocidos y de peso en cada género posible. La Fantasía y la Ciencia-Ficción tienen mucho que contar, cantidad de ejemplos existen que lo demuestran. Me temo que hasta que uno de estos autores no gane un Nobel, nadie los va a tomar en serio, aunque ya pocos quedan que no hayan leído y disfrutado/aprendido con obras de estas características.
—Escribe para vender:
Si te dedicas a esto por el dinero, mejor que te eches el cubo de realidad lleno de agua fría cuanto antes. Puedes ganar dinero, pero no para vivir. Es mejor no hacerse ilusiones, aunque eso no significa que no lo intentes. Se dice que para vivir de escribir es necesaria la constancia (disciplina, perseverancia y superación que dice Murakami), y la clave es lograr un buen catálogo de libros escritos para comenzar a ver beneficios. Sin embargo, una vez estés metido de lleno en la obligación de escribir, puede que te arrepientas de lo que deseas.
Se idealiza la profesión del escritor por culpa de la fama de los mejores. ¿Conoces de algún escritor feliz? Sí, en entrevistas y artículos. Pero no dejan de tener problemas, y se dice que de entre todos los artistas los más propensos a problemas mentales son los escritores, tan acostumbrados a ir entre la realidad y la ficción cada día. Al final se maneja tal cantidad de datos y se acumulan tantas ideas que no puede ser sano, con la obligación de escribir las dos mil o tres mil palabras diarias si queremos cumplir con el plazo. No deja de ser un trabajo de ocho diarias. Encima no tan bien cotizado.
Conclusión:
El problema de los consejos, como ya dije, es que no dejan de ser subjetivos, ambiguos según la experiencia de la persona que los escribe o los lee y quizá condicionantes. No dejan de ser una guía o esbozo para hacerse una idea de cómo funciona esto de escribir. Al final lo que cuenta es la experiencia personal, ¿y quién si no mejor que uno para conseguirla? Es que no hay otro modo, al final siempre depende de ti mismo conseguirlo, asúmelo.
El problema es que los escritores somos de hablar/escribir mucho. Es la manía lógica, lo tengo comprobado por los foros y blogs que visito, donde hay más palabras que en foros de música por ejemplo, que hay gente más acostumbrada a escuchar/leer. Solemos perdernos en nuestros propios discursos, pues para ser escritor se necesitar de cierto ego (uno que de normal no es dañino, ojo), y divagar es nuestra especialidad. Lo que concluyo de este hecho es que se debería gastar esa energía en escribir ese proyecto de nuestras vidas, en lo que pretendemos entregar al mundo por ver qué sucede. Quizá lo terminen leyendo los más cercanos y algún lector casual, pero si funciona, el boca a boca hará el resto. Insisto que no te hará rico (eso tampoco va a solucionar tu vida, asúmelo de una vez), pero habrás compartido y las personas reaccionarán en consecuencia. Eso es de lo más hermoso de la literatura, el aportar tu modo de ver el mundo y que los demás surjan cambiados de esa experiencia y por lo tanto siendo mejores.
La actual monarquía española se origina en una decisión del dictador fascista Franco que, tras derrocar el legítimo régimen democrático de la segunda república mediante un intento de golpe de estado y una cruenta guerra civil, reinstauró la monarquía designando como su sucesor a título de rey al entonces príncipe Juan Carlos. La buena relación entre ambos no ha sido nunca desmentida. Parece ser que el propio Juan Carlos no consentía que se hablara mal del anterior dictador en su presencia. Es digno de mencionar que Juan Carlos Borbón creó el ducado de Franco para sus herederos, un título con grandeza de España que justificó calificando la dictadura como: "una gloriosa etapa histórica de nuestra Patria". Este título sigue aún vigente, posiblemente porque el actual rey no se atreve a eliminarlo pues pondría de nuevo en relieve la relación de su padre con el dictador, volviéndose contra él como lo haría un búmeran.
Tras la muerte del dictador, la monarquía se presentó como la única opción posible para recuperar un sistema democrático en España. Era monarquía y democracia, o seguir con la dictadura fascista hasta que ella misma se agotara de manera inevitable en un tiempo de duración imprevisible. Con estos mimbres es difícil que los monarcas borbones sean percibidos de manera positiva por una gran parte de la población española. Cualquiera que se identifique de alguna manera con los sectores más perseguidos durante la dictadura fascista sentirá una retención especial contra ellos.
Y lo anterior lleva de manera natural a que la monarquía requiera de especiales medidas de protección para impedir el deterioro de su frágil imagen. Es imprescindible para ello que los medios de comunicación colaboren eligiendo las noticias relativas a la familia real que deben llegar a la opinión pública. Este tamiz informativo funcionó de manera casi perfecta durante la mayor parte de la duración del reinado de Juan Carlos. Todos los diarios, emisoras de radio y cadenas de televisión, o al menos todos los más influyentes, presentaban a la familia real española como un ejemplo de comportamiento frente a otras familias reales foráneas, e incluso algunos presidentes de otros países, que acumulaban escándalo tras escándalo. Pero, como bien sabía Abraham Lincoln, no se puede engañar a todo el mundo durante mucho tiempo, y la aparición en la familia borbónica de sucesivos enredos, líos, negocios sospechosos e incluso posibles delitos dilucidados judicialmente desembocaron en la abdicación del, ya provecto, anterior rey, algo impensable solo unos pocos años antes. Esta drástica solución pretendía llevar a la praxis el famoso lema gatopardista: "Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie". El barniz de virtudes ejemplares pasaba así, sin solución de continuidad, del “campechano” al “preparado” sin que, al parecer, se hiciera mella relevante en la opinión de los españoles, que en este caso hacían el papel de obedientes súbditos.
Llegados aquí, uno se pregunta hasta qué punto todo lo anterior se refleja en la práctica en la opinión pública. ¿Es posible que todo lo relatado no haya favorecido una desconfianza hacia la monarquía e incluso un aumento relevante del sentimiento republicano? En la sociedad actual, sería lógica una profusión de encuestas y sondeos relativos a tan fundamental asunto. Pero uno de los métodos que usa el estado para proteger a la monarquía en España es no preguntando a los españoles qué opinan de esta institución del estado. El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) lleva tres años sin preguntar por la opinión que les merece la monarquía. No debe sorprendernos que deban recurrir a esta y otras argucias para su protección, pues el sabor antidemocrático que destila no es debido, como ya hemos visto, únicamente a su propia esencia basada en una sucesión hereditaria por línea sanguínea.
En el desierto estadístico sobre este asunto aparece de vez en cuando un pequeño oasis, y esto ha ocurrido hace poco tiempo. Nuestra sed informativa se ve relativamente calmada por un sondeo cuyas fuentes, no sorprendentemente, provienen de allende nuestras fronteras. La encuesta, realizada por Ipsos Global Advisor, nos aporta algunas refrescantes gotas de información. Primero, un 37% de españoles opina que abolir la monarquía sería lo mejor para el futuro del país, frente al 23% que cree que cambiar de régimen sería negativo. El peor resultado de todas las monarquías europeas. A ello se añade que el 52% de la población se muestra a favor de celebrar un referéndum sobre monarquía o república en España, una reivindicación nunca atendida que se remonta a la época de la transición. Este porcentaje aumenta significativamente entre los más jóvenes y entre la población que se considera más de izquierdas en sus opiniones políticas. Se echa evidentemente en falta una pregunta directa que obligara a elegir entre república y monarquía como forma de gobierno.
Los números anteriores pueden dejar bastante satisfechos a algunos republicanos, pero no parecen demoledores en sí mismos para la institución monárquica. ¿Por qué entonces esa resistencia a publicar resultados de sondeos similares obtenidos mediante la actuación del CIS? Evidentemente, esos estudios existen y se realizan constantemente, aunque no se publiquen los resultados. Aquí entraré en el terreno de la hipótesis, si bien sustentada de forma indiciaria en multitud de formas. Un análisis detallado de esas encuestas llevaría seguramente a una opción republicana claramente mayoritaria ente los sectores más jóvenes de la población española, lo cual evidenciaría que la monarquía severia abocada a su desaparición en un breve plazo de tiempo. Y segundo, pero no menos importante, un análisis territorial revelaría la holgada victoria republicana en al menos dos comunidades relevantes: Cataluña y Euskadi. Un golpe directo a la supuesta condición de garante de la unidad de España de la monarquía. Más bien aparecería como un revulsivo del separatismo.
Quizás el final de la monarquía sucesora del franquismo no esté muy lejano. En todo caso, recuerden, no hay dos sin tres y a la tercera va la vencida.
Salud.
Después de la sentencia de hoy, y de que nos hayamos pasado el día entre dudas, creo que es el momento de intentar un análisis estratégico sobre la opción de Pedro Sánchez de presentar una moción de censura contra Rajoy:
Empecemos recordando que una moción de censura necesita al menos el apoyo de 176 diputados y que no puede prosperar por mayoría simple, es decir, por un mayor número de votos afirmativos que negativos.
Vamos de menor a mayor:
Votos de los nacionalistas:
Los canarios (1) apoyan los presupuestos que están a punto de aprobarse y para ellos sería mejor marear un poco la perdiz y pillar lo suyo.
Lo mismo sería aplicable al PNV (5), que prefiere asegurarse los logros de la negociación de los presupuestos y no quieren, ni en pintura, un Presidente de izquierdas en Madrid, digan lo que digan a su parroquia.
Tenemos aquí, 6 votos que, aunque pudiesen apoyar la moción, preferirían templar gaitas y dejar el asunto para más adelante.
Bildu (2) apoyaría moción sin duda alguna.
Los 17 votos catalanistas la apoyarían sin dudarlo. Lo contrario sería incomprensible.
Podemos (71) no quedaría esta vez al margen: no se puede cometer el mismo error dos veces sin peligro de que tus bases te arranquen la cabeza de los hombros.
El PSOE (85), como promotor de la moción, está fuera de toda duda.
Y la suma, amigos, es 175. Uno menos de los necesarios. Con lo que la pelota queda en el tejado de Albert Rivera y Ciudadanos (32), o en la opción de convencer a Canarios o PNV.
En esta tesitura, Pedro Sánchez debería presentar la moción de todos modos, porque:
-Regresa al parlamento, del que no es miembro, ya que al moción de censura puede proponer como candidato a cualquiera, sea o no diputado.
-Obliga a Ciudadanos a retratarse ante el espejo de la corrupción del PP: o echas a Rajoy, o lo sostienes. Y por menos, te cargaste a la Cifuentes.
-Frena a Ciudadanos en las encuestas como partido emergente y regresa al centro del tablero, cuando hoy está en los arrabales más inmundos de lo que debería ser su partido.
-Cuestiona al primacía de Podemos a su izquierda, cuando este partido no puede permitirse dejar de apoyar la moción de censura. Y lo pilla, además, en pleno embarre con el chalé de su líder. ¡Bingo!
-Cambia los tiempos, tan desfavorables hoy al PSOE, permitiéndose adelantar las elecciones.
Todo son ventajas. Pero en Ciudadanos, si no son tontos, intentarán repetir la jugada de Madrid: que el PP elija otro candidato limpio que sustituya a Rajoy.
En primer lugar, el que ha sido condenado no es el Presidente, pues nadie tiene la menor idea de quien pueda ser el M. Rajoy de los papeles de Bárcenas. Pero el PP sí ha sido condenado, y elegir otro candidato del mismo partido pasaría una terrible factura a los naranjas.
La segunda jugada de Ciudadanos puede ser apoyar la moción, pero exigiendo un candidato que convoque inmediatamente elecciones. Y ahí es donde Pedro Sánchez no lo tiene tan fácil.
Puede aceptarlo, y ser el héroe que desalojó a Rajoy, pero perdiendo algunas de las bazas que detallé antes. O puede negarse y decir que Ciudadanos busca excusas para no echar a Rajoy.
Lo más acertado, a mi entender, sería aceptar ese candidato independiente y convocar elecciones de inmediato.
En cualquier caso, poco hay que perder en esa moción de censura. Si el PSOE no se atreve a dar el paso al frente, más les vale comprarse una tetera de cien litros y una mesa camilla de 20 metros de diámetro. Para hacer calceta asamblearia.
Por supuesto, este es un análisis personal. Me gustaría mucho leer los vuestros, o vuestras enmiendas. Nos vemos en los comentarios.
En Alemania no se habla de otra cosa: el jefe de la Unión Cristiano Social de Baviera, y también ministro del Interior, está dispuesto a inmolarse antes que permitir que siga la política migratoria de puertas abiertas de la señora Merkl. Por un lado, está convencido de que algo debe cambiar y, por otro. teme que si no es él quien lo cambia, el AFD, al que algunos acusan de ultraderechista, le arrebate la mayoría absoluta histórica de la que la CSU goza en Baviera.
Pero lo cierto es que, en el caso de Alemania, no se trata, sobre todo, de un problema identitario, ni siquiera de seguridad. Los alemanes ha acogido durante años a millones de turcos y europeos de los países del sur, y sin el menor problema, hasta ahora. Allí no se han formado, casi, los ghetos que asolan Francia y Gran Bretaña. Allí, de momento, mejor o peor, abunda el empleo, y no hay problema con sumar más fuerza laboral.
¿Qué es lo que pasa entones? Se trata de un problema de goteo, de chorreo hacia abajo. Trato de explicarlo:
A día de hoy, y en las zonas que yo conozco (precisamente Baviera, y más concretamente la zona de Bayreuth) es fácil encontrar trabajo. Puede que ya no sea un trabajo a tiempo completo, como antes, y puede que no sea en lo que quieres, pero un trabajo encuentras, y deprisa, sobre todo si estás dispuesto a ser un handwerker (trabajador manual). Yo eso lo he visto claramente: el trabajo de despacho y oficina es para los alemanes, sobre todo. Pero si sabes poner tejas, trabajas todo el año y se dan de hostias por ti.
Sin embargo, amigos, hablamos de Alemania. Meten la pata como el que más, pero nunca pro no haberlo pensado y por no haber planificado a largo plazo. Fallan, pero no pasan de todo. Esa es mi percepción. Y ahí, en la planificación, es donde el diablo ha asomado los cuernos.
Los alemanes prevén que en los próximos diez años se van a automatizar no menos de cinco millones de puestos de trabajo, y la cifra puede llegar hasta los siete millones. Los alemanes prevés que, de un modo u otros, o con algún nombre que se inventará sobre la marcha, habrá que crear algo parecido a una renta básica. Y eso tiene consecuencias:
El problema más grave, os lo anticipo, es el primero.
Aquí lo discutimos a veces, pero allí lo tienen claro:la Seguridad Social no se alimenta de los habitantes, sino de los cotizantes. Meter más gente en el país, sin que cotice, o con cotizaciones diminutas, no arregla el problema. Si la previsión es una pérdida generalizada de empleo, por la automatización, o porque pintan bastos para industrias tan intensivas en mano de obra como la del automóvil, es suicida atraer personas que no se van a poder emplear y que crearán fricciones sociales.
En resumen: el tema de la inmigración no es tanto un tema ético como un aviso a navegantes: los países que se han dado cuenta de que el empleo será cada vez más escaso, buscan la manera de anticipar el golpe.
Otros, entre tanto,nos preguntamos si es justo o no,.
Por algo me dijo un amigo, no sé si para bien o para mal, que cada español lleva dentro un Quijote. Y cada alemán un Fausto.
Ahí que da eso.
Nos guste o no, eso es lo que está sonando, y lo he oído ya un par de veces de primera mano. Hay un importante grupo de gente que está pensando en pasarse a la resistencia, lo que puede que acelere el proceso del que hablaba el otro día en este artículo.
Quieren subir las cuotas de los autónomos. Quieren subir el gasóil. Quieren subir los impuestos en general, por aquello de que así se podrá ofrecer un mejor estado de bienestar. Quieren pagar la ley de dependencia. Quieren abrir las fronteras, o hacerlas más permeables. Quieren repartir dinero para feminismo, observatorios y estudiatorios. Quieren subir un 30% de golpe el salario mínimo. Quieren reforzar la financiación autonómica. Quieren recuperar la sanidad universal para legales, ilegales, cotizantes y no cotizantes. Quieren eliminar el factor de sostenibilidad de las pensiones. Y todo, sin desmontar los chiringuitos del PP, porque entre bomberos no se pisan la manguera.
Bien. La cosa , en teoría, podría estar bien. La cuestión es que pasa con esto como con las piedras de las pirámides: que hay muchas, muchísimas, y nadie se para contarlas.
En este caso, tenemos a las rentas altas y la lucha contra el fraude como palabras mágicas para obtener más recursos. Siguiendo las previsiones de los más optimistas tenemos que se podrían sacar 7.000 millones al año de la lucha contra el fraude y otros 6000 millones de subir los impuestos a las rentas más altas. El agujero es de 45.000 millones. No hemos llegado ni a la cuarta parte, pero seguro que se sigue insistiendo con esas dos fórmulas.
Así que la cosa está clara: la subida de impuestos, será tan grande, al menos, como la de Rajoy. Y ahí es donde mucha gente se planta. Y eso es lo que restará arena al reloj.
El parón en la inversión ya está a la vista. Los datos de la salida de capitales se publicarán en un par de meses, pero os anticipo, y me juego una muela, que serán negativos.
Los que tienen algo que perder se han pasado a la resistencia. Menos actividad. Nula inversión. Sacar fuera lo que se pueda. Aplazar negocios, aplazar contratos, aplazar compras en la bolsa. Todo va bien, dicen, y el IBEX sigue sin levantar cabeza. No hay mejor canario de mina.
Puede que en la calle haya muchos entusiastas con estas medidas, pero como unos son los que reciben el dinero y otros los que lo dan, los paganos no están por la labor y han empezado a mover sus fichas, a votar con lo pies, y a recordarnos que podemos votar a quien nos dé la gana, pero ellos no pagarán la cuenta.
A mí me lo han llegado a decir a la cara: es hora de pasarse a la resistencia. para que busquen y no encuentren. Para que muerdan y no amarren. Para que se vayan, con banda de música, a tomar por el culo con sus monsergas.
Si quieren desenterrar a Franco, que lo desentierren. Si quieren reforzar el matrimonio gay, allá ellos. Si quieren prohibir los toros, pues vale. Si quieren reformar el feminismo, basta con no contratara mujeres que te puedan denunciar. Si quieren hacer una España plurinacional, pluriétnica y pluriempleada, que les cunda. Pero la cartera, ni tocarla. Así es como piensa mucha de la gente que pasa por una asesoría fiscal a liquidar sus impuestos, y eso es lo que a la postre se notará.
Sólo falta que conviertan en realidad alguno de sus avisos. En cuanto lo hagan, llegará la crisis en seis meses. No va a ser fácil conseguir los recursos que necesitan para el país social que proponen. No va a ser posible, adelanto. La derecha no se anda con chorradas: creen en la lucha de clases como cualquier marxista y saben que sólo pueden ganarla de un modo: al estilo de la Rebelión de Atlas: no trabajando, no invirtiendo, no contratando.
Y el que venga, que se pele con aquello: en teoría, no hay ninguna diferencia entre teoría y práctica, pero en la práctica sí que la hay.
Yo ya he oído las primeras campanas.
A ver en qué para.
menéame