Quizá la única manera honesta de viajar hoy sea, sencillamente, no viajar. No como renuncia monástica ni como gesto de virtud pública, sino como un acto mínimo de responsabilidad. Dejar de participar —aunque sea por un rato— en la rueda que convierte la vida ajena en un estímulo consumible. No viajar como gesto de humildad, como una forma de mirar el mapa y reconocer que no todo lugar está esperando recibirnos, que no toda ciudad quiere ser escenario, que hay sitios cuya verdadera protección consiste en nuestra ausencia.
|
etiquetas: turismo , viajar , experiencias , gentrificación
El crimen es viajar a sitios masificados que se han convertido en parques temáticos para turistas, o viajar en modo agarrao, sin aportar nada a la economía local, y luego pavonearse de ello en redes sociales, animando a más gente hacerlo. O recorrer medio mundo en medios ultracontaminantes para hacer turismo de resort, sol y playa.
Estamos perdidos...
Yo estoy convencida de que si no existieran las RRSS el 90% de la gente no viajaría, sobre todo a destinos considerados exóticos. Lo que mola ahora es enseñar, subir una foto y alimentar nuestro ego, porque si viajamos somos más chachis.
Y en cuanto a lo que dices, a mí también me gusta viajar y he viajado bastante, lo que no… » ver todo el comentario
Tomo nota para semana Santa.
Viajar posiblemente reduzca el riesgo de guerras, cuanto mayor contacto hay entre culturas, cuantas más familias tienen a gente de otras regiones, menores son los incentivos para demonizarlos, deshumanizarlos y acabar en guerra con ellos.