Por esta razón, y de manera previsora en el año 2000 la Comisión Europea comenzó a circular el “Libro Verde de Seguridad Energética”, destacando la información de que en el 2030 más del 70% de la energía total del bloque habría de depender de fuentes externas. En consecuencia, exhortaba a la creación de un proyecto a escala comunitaria que fuera capaz de ofrecer una respuesta al respecto. Tres años más tarde, en su Consejo de diciembre del año 2003, el liderazgo comunitario aprobó el documento “Una Europa segura en un mundo mejor.
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