Sin restarle gravedad a la crisis, los analistas coinciden en que no existen condiciones para un conflicto armado entre Bogotá y Caracas y advierten sobre la conveniencia política para mantener la tensión diplomática. Mientras la tesis del enfrentamiento bélico pierde fuerza, surge la interrogante de por qué insistir en mantener un ambiente de hostilidad que acapara nuevamente la atención del Cono Sur. Según Paredes, de la revista colombiana "Semana", a Uribe le conviene esta situación por objetivos electorales.
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