Hace 9 años | Por fersal a lamarea.com
Publicado hace 9 años por fersal a lamarea.com

Según el presidente de AVIDA (Asociación de víctimas del amianto) el fallo reconoce que se sabía desde el año 1947 que el amianto era nocivo para la salud y no fue hasta los años 70 cuando realizó materias de prevención. La sentencia del Supremo constata la realidad del sufrimiento de muchos obreros en nuestro país que cada día que iban a trabajar estaban muriendo poco a poco. Empresas como Uralita o la ya desaparecida Fábrica de Uranio de Andújar causaron con su actividad múltiples muertos entre sus trabajadores por el nulo respeto a la seguri

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http://elpais.com/diario/2009/01/14/andalucia/1231888931_850215.html "Los ex empleados han acudido a la vía laboral como último cartucho para que se les reconozcan como enfermedad profesional sus dolencias por su exposición al uranio durante los 22 años en que estuvo abierta la fábrica, desde 1959 a 1981. Sobre una plantilla de 126 trabajadores, ya han fallecido 55, la mayoría por distintos tipos de cáncer."

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Mientras todos los dias aparecen noticias de este estilo o más graves, tenemos que tragar ruedas molino cuando nos
explican la inocuidad de tecnolgias aplicadas a nivel industrial que cuentan con menos de veinte años de vida.
Sensacionalismo http://www.ideal.es/jaen/v/20100221/andujar/1960-comienza-drama-uranio-20100221.html
Han transcurrido casi treinta años desde el cierre de la fábrica de Andújar. En este periodo, varias decenas de ex-trabajadores han muerto por distintos cánceres, o por enfermedades que han destruido sus pulmones o sus riñones. Los supervivientes y las familias de los fallecidos llevan muchos años luchando para que se reconozca que los trabajadores estuvieron negligentemente expuestos a radiaciones nucleares durante su vida laboral en la fábrica 'General Hernández Vidal', para que se reconozca que sus enfermedades son enfermedades laborales y que sus muertes son muertes laborales. Pero el esfuerzo titánico de tantos años ha sido en vano. En septiembre de 2009 los trabajadores tiraban la toalla, después de que pese a las evidencias médicas y contra el propio sentido común y la justicia, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía comenzara a fallar en contra de los trabajadores.
La dictadura trató como a bestias de ensayo a los trabajadores de la fábrica de uranio. Cuando surgieron los problemas, simplemente les ordenó guardar silencio. El comportamiento de las autoridades de la dictadura no nos escandaliza: hasta cierto punto es el esperado. Pero sí escandaliza, y mucho, el cómo ha tratado la democracia a los trabajadores iliturgitanos. La democracia ha sido pródiga en palabrería y muy escueta en hechos, y el drama y los padecimientos de estos trabajadores ha generado una injusticia que tal vez sólo haya sido superada por el calvario de las víctimas de la intoxicación por aceite de colza. En ninguno de los dos casos se ha hecho justicia, pese a tanta declaración y tanto apoyo: en 2005 el respaldo unánime de los diputados a las peticiones de las víctimas del uranio; en 2006 el acuerdo entre el Ministerio de Trabajo y la Consejería de Salud para tratar conjuntamente a los enfermos; en 2008 el apoyo de la Diputación Provincial. Pero al final, los trabajadores que aún padecen enfermedades terribles, los trabajadores que se sienten condenados y esperan su turno y las viudas y los hijos de los trabajadores ya muertos se han quedado solos, abandonados, sin justicia que satisfaga o palie su sufrimiento.
El sueño nuclear que tuvo el franquismo ha resultado ser una pesadilla. Pero la portada de IDEAL no podía saber eso hace 50 años.