La policía húngara halló en Monorierdö, al sureste de Budapest, el cadáver de un niño de dos años matado por un perro de los padres, quienes escondieron sus restos y denunciaron hace dos meses la desaparición del menor. Según informó la policía, el viernes pasado la madre reconoció ante las autoridades que ella y su marido habían enterrado al niño, después de que Dominik fuera matado por un perro de lucha en el patio de su casa.
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