A diario, gran parte de nuestros pasos acaban registrados por cámaras de videovigilancia. Ocurre cuando paseamos por la calle, en el metro e incluso en el interior de algunos taxi de Madrid. En teoría sirven para velar por nuestra seguridad pero hay quien lamenta la pérdida de intimidad ante tantos ojos vigilando las 24horas del día. Estas imágenes deben destruirse pasado el plazo de 30 días que marca la ley. Además, los empleados deben conocer si en sus empresas existen cámaras de seguridad.
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