Ocurrió en abril pero hasta ahora no ha explotado el escándalo. La historia es de las más asombrosas -y tristes- que se han visto sobre un campo de juego. Tom Williams, jugador de los Harlequins, equipo de rugby que milita en la Guinness Premiership inglesa, ingirió una cápsula que al romper en su boca liberó un líquido similar a la sangre. Los árbitros picaron y permitieron a su entrenador, Dean Richards, considerado ideólogo de la farsa, sustituir a Williams por otro jugador.
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