Antes de las elecciones, Toyota Motor y otros fabricantes de automóviles japoneses pensaban que una segunda administración Trump podría ser buena para ellos. Toyota donó un millón de dólares a la toma de posesión de Trump en enero, y los asistentes a la reunión de concesionarios de la compañía en Dallas ese mes dijeron que rebosaban alegría por Trump. Pero a medida que la agenda de Trump ha ido tomando forma, gran parte de ese optimismo se ha convertido en alarma.
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