Rocas a una profundidad aproximada de 250 kilómetros actúan como reservorios de oxígeno, evitando que la Tierra se convierta en un mundo árido y estéril. Si nuestro planeta no hubiera tenido la capacidad de almacenar oxígeno en las profundidades de su manto, probablemente no habría vida alguna en su superficie. Ésta es la conclusión alcanzada por unos científicos que han sometido al mineral majorita a un examen detallado en el laboratorio
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