Juan Carlos I ha pisado el acelerador en la defensa judicial de su honor. Después de demandar en Santander a Miguel Ángel Revilla, con el que mantuvo excelentes relaciones en el pasado, el monarca emérito ha puesto en marcha la maquinaria legal en Suiza para llevar al banquillo a su expareja Corinna Larsen. El primer pleito gira en torno a las críticas televisadas del expresidente cántabro, pero el nuevo frente judicial tiene un telón de fondo más sensible: los casi 65 millones de euros que le regaló Arabia Saudí hace casi dos décadas
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