A finales de noviembre de 2009 el arqueólogo Daniel Pérez Vicente trabajaba en las obras de ampliación del parking de la plaza de las Cortes en Madrid cuando su equipo descubrió algo inesperado. Bajo las baldosas había una estructura circular que parecía ser el antiguo basamento de la estatua de Cervantes. "Limpiamos unos centímetros en la argamasa superficial", relata, "y vimos una piedra rectangular con una argolla de hierro. La piedra era de granito y el resto de la estructura era de piedra caliza, así que llamaba la atención".
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