Su familia conoció la detención y de inmediato se dirigieron al Ministerio de Asuntos Exteriores, al Arzobispado de Valencia, etc. En la Conferencia Episcopal Española y del Arzobispado de Valencia rechazaron nuestra petición de consultar la información que conservan sobre Llidó hasta que hayan transcurrido 100 y 50 años de los hechos, respectivamente. Hoy sigue persistiendo el silencio ominoso del Arzobispado de Valencia, que en todo este tiempo no ha tenido ni una sola palabra de reconocimiento hacia el martirio de un sacerdote ejemplar.
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