La banca española ha sufrido una profunda restructuración como consecuencia de la crisis financiera de 2008, la digitalización del negocio y los bajos tipos de interés. En menos de 15 años, 88 entidades han confluido en 10 grupos bancarios, el número de empleados ha pasado 276.497 a poco más de 160.000 y se ha reducido el número de oficinas bancarias hasta las 23.673 para atender a una población que se ha incrementado en más de un millón de personas en este periodo.
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