Es la evidencia misma de los disparatados márgenes de beneficio, de auténtico vértigo, de los que han estado disfrutando en las últimas décadas, sin que ninguna autoridad, central o local, haya hecho nada para ponerles coto. O todo lo contrario: ayudándoles a obrar a su antojo a cambio de compensaciones más o menos confesables. Relacionada:
meneame.net/story/bolsa-ladrillos-electrificados