La derecha acusa a Al Gore de cobrar una millonada por sus conferencias, de viajar en avión particular, de no firmar el Protocolo de Kyoto cuando fue vicepresidente. Todas esas acusaciones constituyen un caso típico de argumentación ad hominem. Tratan de desvirtuar el contenido de un mensaje descalificando a la persona que lo emite. Si la vida del mensajero no estuviera de acuerdo con el mensaje, sería un caso de incoherencia de esa persona, pero de ahí no se sigue necesariamente la falsedad del mensaje.
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