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Juan Antonio Roca diseña y dirige la reforma de su propio módulo en la prisión de Albolote

Juan Antonio Roca parece no estar dispuesto a perder el gusanillo con el que ha convivido la mitad de su vida. Los barrotes de una cárcel no son suficiente obstáculo. Apartar de un plumazo los lujos, la capacidad de mando y el respeto que imponía a sus colaboradores (antes le llamaban el Jefe, ahora sólo el Roca) debe ser muy duro, y más para una persona acostumbrada a dejar huella.

| etiquetas: justicia , marbella , vergüenza
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