Ni el plan fiscal de Bush, ni el miedo a la recesión en Estados Unidos, ni las bajadas de tipos de Bernanke, ni el inmovilismo de Trichet. El mérito del histórico batacazo bursátil de la semana pasada hay que apuntárselo a un joven francés de 31 años, Jérôme Kerviel, que por lo que se ve tuvo la suficiente habilidad como para montar un fraude que le ha costado 4.900 millones de euros a Société Générale (SG), el segundo banco francés.
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