La mujer se reunió con un pequeño grupo de monjas y sacerdotes, dentro de la capilla de una casa. Cuando los padres comenzaron a rezar, la mujer entró en un trance y luego volvió a la vida. Habló en múltiples voces. Una era profunda, gutural y masculina. Otra era aguda. La tercera espetó palabras sólo en latín. Cuando alguien roció agua ordinaria sobre ella, la mujer no reaccionó. Pero cuando se usó agua bendita, los gritos fueron dolor. “Déjenla en paz, pu*** sacerdotes”, gritó la voz gutural. “Lo lamentarán”, sentenció.
Comentarios
ikipol
#2
chiquivigo
Al psiquiatra?
#4 Qué dices, eso implicaría que creen en la ciencia en lugar de en la santería. Mucho criterio les asignas de forma inmerecida.
¿Iker Jimenez, Cardenas?
Me queeeeema!!!!
Me queeeeema!!!!