Ese líder que necesita Europa debe tener la suficiente personalidad para tratar de tú a tú a Obama, a Putin o a Hu Jintao, para ser una voz escuchada en todo el mundo y estar dotado de una empatía que le permita conectar con los ciudadanos europeos, los del Este y los del Oeste. Alemania y los tres países del Benelux prefieren un dirigente politico más manejable, que no haga sombra a los grandes líderes europeos y con más capacidad para construir consensos que para promover grandes iniciativas.
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