Publicado hace 11 años por arturius a unsocialistealelysee.blog.lemonde.fr

"El cambio, es ahora", dijo durante la campaña. Dos meses después de su entrada al Elíseo, François Hollande quiso dejar claro a los franceses que, ante todo, él seguía siendo el mismo. Ni ha cambiado de rumbo, ni de método, ni de estilo. A propósito de los esfuerzos fiscales, aseguró que "no vamos a dirigirlos hacia la clase media", pero sin descartar una subida del IVA. El presidente habló además de consenso entre todos los partidos políticos y de los despidos de Peugeot-Citroen.

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arturius

Traducción un poco regular:

"El cambio, es ahora", dijo durante la campaña. Dos meses después de su entrada al Elíseo, François Hollande quiso dejar claro a los franceses que, ante todo, él seguía siendo el mismo. Ni ha cambiado de rumbo, ni de método, ni de estilo.: en su primera entrevista televisada para el 14 de julio, el jefe de Estado no sorprendió. Frente a Claire Chazal, de TF1, y Laurent Delahousse, de Francia 2, François Hollande ha sido fiel al más puro François Hollande.

Hacer referencia a François Hollande, es en principio hacer referencia a la herencia dejada por la derecha. En efecto, dos meses y una semana han pasado desde la elección presidencial, un nuevo gobierno ha sido nombrado y una nueva mayoría ha sido elegida en la Asamblea nacional. Pero el nuevo presidente de la República plantea siempre el problema: recordar el legado -sin referirse a ello como una carga, aunque lo piense- que ha sido heredado.

Lo hizo evocando el expediente PSA [NdT: alude a los despidos de la Peugot-Citroen] y el modo en el que el anuncio del plan fue, según él, difundido ("hubo mentiras y una prórroga después de las elecciones"). Lo hizo además citando tres cifras -la de la deuda, la del paro y la del déficit del comercio exterior- que resumen a sus ojos el balance de la derecha al poder y las limitaciones que son ahora un peso de cara al futuro. Lo hizo así mismo refiriéndose al informe reciente del Tribunal de Cuentas que, dijo, exige que "busquemos una salida ante los callejones impuestos por nuestros predecesores".

Este método es hábil. Políticamente, es cada vez más y más arriesgado: ¿durante cuánto tiempo exculparán los franceses a su nuevo presidente ante las dificultades que encuentren achacándoselos a su predecesor? El presidente parece confiar en que este sea ll mayor tiempo posible.

Hacer a François Hollande, es también reavivar de forma subconsciente la memoria de Nicolas Sarkozy. ¿Que el ex-jefe de Estado eliminó la entrevista televisada del 14 de julio? Pues Hollande la recuperó. ¿Que el ex presidente se hacía entrevistar en el Elíseo? Pues el nuevo se negó a hacerla allí y escogió el hotel de la Marina para dirigirse a los franceses. Esta elección no ha sido llevada a cabo por la localización del edificio situado en la plaza de la Concordia, a algunas decenas de metros del punto de llegada del desfile militar del 14 de julio. Ha sido una elección eminentemente simbólica: para François Hollande, fue un modo de decir que, contrariamente a lo que había contemplado en los tiempos de Nicolas Sarkozy, el edificio permanecerá por entero como propiedad del estado, incluso después de la mudanza del Estado Mayor de la Marina.

Más allá de la puesta en escena, el guión continuaba este sábado desprendiendo el antisarkozysmo. De esta manera, François Hollande ha afirmado: "no quiero decidirlo todo a solas", y añadió oportunamente al final de frase: "eso se acabó". Cuando asegura que "el presidente no se meterá en la vida de su partido", añade tajante: "eso se terminó". Además, se plantea la siguiente cuestión: ¿en qué medida pueden quedar satisfechos los franceses con un presidente que parece definir su modo de ejercer el poder, principalmente, a partir de ser el contrapunto a su predecesor? ¿Por cuánto tiempo se puede ser "el opuesto" en lugar de ser uno mismo? Desde este punto de vista Nicolas Sarkozy no le hace ningún favor a su sucesor dejando la escena pública y política.

Hacer a François Hollande, es abordar los problemas de un modo muy singular, con suavidad más que con fuerza. Durante la entrevista, una pequeña frase resumía esto: el presidente de la República dijo "debe ser un factor de apaciguamiento, de conciliación, de compromiso".

De este axioma emanan varias ideas, y ante todo un método: el "consenso". Probada esta semana a propósito de la conferencia social que reunió el gobierno y los socios sociales, pronto será devuelta al honor: es en el espíritu, por ejemplo, que deberá trabajar Lionel jospin a la cabeza de la comisión sobre la moralización de la vida política y el jefe de Estado anunció este sábado su nombramiento. Sobre los expedientes que la comisión tendrá que abordar (acumulación de los mandatos, financiación de la vida política, los conflictos de intereses), "todos los partidos políticos serán consultados ", prometió el presidente.

Si el apaciguamiento pasa por la promesa de la escucha y la previa negociación, supone también otra cosa: no chocar. Sobre el plan, François Hollande hizo el sábado de Hollande al 100%. A una cuestión de la congelación de los sueldos de los funcionarios, se negó a anunciar "un castigo". Sobre el modo en el que piensa compensar el aligeramiento de las cuotas que son un peso el trabajo, señaló no querer recurrir al IVA, sin decir no obstante que: "no descarto ninguna posibilidad". Respecto a los efectivos de la administración pública, no dijo nada de reforzarlos sobre otros sectores que no sean la educación, la justicia y la seguridad. Cabe destacar que anima a los "agentes del Estado a participar en las decisiones de los despidos" es un modo hábil de implicar al personal asociado a las decisiones dolorosas que les conciernen.

La retórica de François Hollande denota un arte consumado a escabullirse, pero no es reducible solo a eso, esta segunda entrevista televisada del quinquenio, después de la del 29 de mayo a "20 horas" de Francia 2, lo demostró. Cuando quiere, el jefe de Estado puede en efecto tomar compromisos firmes: a propósito del plan social en dentro de PSA, "el Estado no permitirá hacerlo" y no habrá "ningún despido abrupto en Peugeot", prometió. A propósito de los esfuerzos fiscales, "no vamos a dirigirnos hacia aquellas clases", aseguró hablando de clase media. A propósito del tweet enviado por su compañera al adversario de Ségolène Royal en las legislativas, prometió que tal episodio no se reproduciría.

Frente a Claire Chazal y Laurent Delahousse, el jefe de Estado trató en parte de hacer tiempo, evitando ciertos temas delicados y sacando provecho de cuestiones planteadas por sus interlocutores para hacer autobombo de sus primeras semanas como la cabeza del Estado. Sin embargo la presión de la actualidad lo empujó a comprometerse. Sobre temas tan diversos como el futuro de PSA, la suerte de la clase media o el lugar de la primera dama, los franceses saben en lo sucesivo a qué atenerse. Sobre los expedientes, François Hollande sabe que es a él a quién habrá de rendir cuentas.

S

Es importante la noticia, y todo el mundo debería leerlo, porque una política socialista alternativa es posible. pero creo que es repe: Hollande no acepta los 6.500 despidos de Peugeot

Kantinero

En cualquier caso los socialistas franceses tienen al menos candidatos con "caché" entre sus electores para dirigir el partido y el país, aqui estamos huérfanos, de candidatos y de ideas.