Hace 13 años | Por aliciagalicia a larepublica.pe
Publicado hace 13 años por aliciagalicia a larepublica.pe

El reconocido escritor cuenta que el enfado de Hitler ocasionó que esa misma noche, anularan el partido en el que la selección peruana había goleado, pese a que les anularon tres goles, al país austriaco con la poderosa delantera denominada “rodillo negro”.

Comentarios

ElPerroDeLosCinco

#5 Grande tú. Qué risas he echado!

D

#5 Ostiá, una partida de tute en 4 manos significa que le hizo todo dobles, si eso no es humillación, que baje dios y lo vea!!

mahuer

#1 Desde que África es un país. lol

j

#1 Alemania, capital Austria, estos eran los planes de Hitler pero se los jodieron antes de tiempo. Hitler lo hacía todo a lo grande para que poner de capital una ciudad si puedo poner un país entero.

D

Muy mal redactada la noticia, me extraña para ser un medio serio como La República pero la historia es fantástica.

Aqui dicen que la historia es FALSA!

http://historiaperuana.blogspot.com/2008/08/per-en-las-olipiadas-de-berln-1936.html

Robus

#7 Muchas gracias por el enlace!

Kafkarudo

Todo el mundo conoce la historia de Carl Lewis, pero nadie conoce esta historia.
Cuantas anécdotas eh historias que dignifican a muchos países pobres como Perú son olvidadas en el tiempo.
Si esto le hubiera pasado a un país como Estados Unidos hasta una películas se haría.

miliki28

#6 Carl Lewis =/= Jesse Owens

Ictineo

#6 Carl Lewis en Berlin?, no te estarás confundiendo con Jessie Owen?

#13 No te había visto

jonolulu

Mi no entender

MaverickV

Sindelar: el judío que se rió de Hitler



Sabiendo Hitler de la importante propaganda que arrastraba el fútbol, en 1934, obligo al ”wunderteam” (equipo maravilla como era conocida la selección austríaca de fútbol) a fundirse en la selección alemana. Para celebrar dicha anexión se celebró un amistoso entre las dos selecciones , en la que los austríacos tenían órdenes de dejarse ganar, pero Sindelar, jugador de raices judías dio una lección de rebeldía en el fútbol.

Austria se había clasificado por su cuenta, pero la necesidad de propagar la supuesta superioridad de la raza aria empujó a los alemanes a reforzar su vigoroso equipo con la depurada técnica de la escuela del Danubio. Nunca lo dijo públicamente por temor a las represalias, pero Sindelar se negó a formar parte de esa nueva y poderosa Alemania. Simuló lesiones para eludir las convocatorias porque le repateaba el hígado simplemente pensar que antes de empezar el partido tendría que ejecutar el saludo nazi. No quería doblar la rodilla ante los culpables de la muerte de muchos conocidos judíos y, a su manera, con el balón y su destreza, le ganó una batalla futbolística al régimen hitleriano.

Para celebrar la anexión, se disputó un amistoso entre Austria, que se despedía como selección independiente, y Alemania. Esta vez, ninguna lesión salió de la boca de Sindelar para excusar su ausencia. Las crónicas de la época cuentan que los austriacos habían recibido la orden de dejarse ganar, algo que al larguirucho delantero rebelde no le gustó.

Durante el primer tiempo, Sindelar burreó a los alemanes, pero cuando llegaba la hora de marcar, tiraba la pelota fuera y volvía a su campo meneando la cabeza como desencantado. En el segundo tiempo, se hartó de la pantomima y empezó a bailar con el balón. Un regate por aquí, un sombrero por allá y un gol de vaselina. Su celebración levantó ampollas. Sindelar se situó frente al palco y, ante la mirada furiosa de las autoridades nazis, se marcó una danza interpretada como una deshonrosa ofensa.

Viena le dedicó una calle con su nombre: la Sinderlastrasse

Desde entonces, la Gestapo le consideró un elemento subversivo, capaz de arrastrar a las masas en contra del nacional socialismo. Fue perseguido por la policía nazi, hasta que el 23 de enero de 1939 se descubrieron su cadáver y el de su esposa, también judía, en su apartamento de Viena. La principal teoría sobre su muerte, que nunca quedó clara, apunta a un suicidio por inhalación de gas. A que Sindelar no soportaba ya el ambiente irrespirable y de atosigamiento al que fue sometido por la Gestapo y optó por ese trágico final.

A su entierro, acudieron 40.000 personas bajo fuertes medidas de seguridad porque se temía una rebelión de los asistentes.

En Viena, figura la Sindelarstrasse, esa calle del rebelde goleador donde suenan los ecos del poema que le dedicó el austriaco Friedrich Torberg:

“Jugaba al fútbol como ninguno
ponía gracia y fantasía
jugaba desenfadado, fácil y alegre
siempre jugaba y nunca luchaba”.

Salvo contra la sinrazón hitleriana, a la que burló y regateó dedicándole su gol más sentido.

keuper

#14 ¿En 1934? Pero si la anexión de Austria fue en 1938.

candymanbad

#14 en el 34 ya habian muerto muchos judios?

perico_de_los_palotes

La historia de Jesse Owens en las olimpiadas de Berlín tambien es bastante falsa

1. El saltador de longitud alemán se hizo amigo suyo y Owens siempre le agradeció que le levantase el ánimo cuando estaba a punto de perder la final contra él (solo logró superar al alemán en el último intento de 3). Esa es la verdadera historia detrás esta foto:

http://en.wikipedia.org/wiki/File:Bundesarchiv_Bild_183-G00630,_Sommerolympiade,_Siegerehrung_Weitsprung.jpg

2. Jesse Owens era aclamado por las masas en las calles alemanas y se le permitía alojarse en los mismos hoteles que los blancos, cosa que no pasaba en muchos sitios de los USA en ese momento. De hecho, tras el desfile triunfal en Nueva York, tuvo que utilizar el montacargas del hotel Waldorf Astoria para ir a su propia recepción porque los negros no podían utilizar el ascensor principal.

3. Owens dijo: "Hitler no me despreció. El presidente Franklin Delano Roosvelt fue quien lo hizo. No me ha enviado ni un telegrama." Owens (4 medallas de oro, no olvidemos) nunca recibió reconocimiento de Roosvelt ni Truman. Einsenhower lo nombre embajador del deporte.

http://en.wikipedia.org/wiki/Jesse_Owens

/Obviamente, no intento lavar la cara a los nazis. Pero la historia es como es.

GUERRILLER0

El día que el mito humilló a la historia

c

jajajaja que buena historia