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Dios, el gran ofendido

Cada vez que ocurre una profanación, ya sea una imagen decapitada, un altar destruido o una blasfemia mediática, nos limitamos a decir: «Han herido nuestros sentimientos religiosos». Pero ¿acaso se trata solo de eso? ¿De nuestra ofensa personal? No. Es Dios quien ha sido ofendido. El problema es que hemos interiorizado el lenguaje de nuestros agresores. El «sentimiento religioso» es un concepto reduccionista y vacío, diseñado para encasillarnos en el terreno de lo subjetivo, de lo emocional.

| etiquetas: dios , ofendido , blasfemia

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