El mundo entero celebró el segundo centenario del nacimiento de Charles Darwin, aquel gigante de la ciencia al que persiguieron y del que se mofaron innumerables enanos cuyos nombres ya nadie se molesta en recordar. Con las pruebas que proporcionó sobre el origen de las especies, el eminente naturalista inglés nos arrancó del limbo absurdo en el que nos habían colocado mitos y religiones, incardinándonos en la realidad de la naturaleza y en la verdad del universo.
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