Muchos científicos siguen utilizando a sus propios hijos como sujetos experimentales. Arthur Toga, un profesor de neurología, escaneó los cerebros de sus tres hijos con resonancia magnética para avanzar en sus estudios. Deb Roy, del M.I.T. colocó 11 cámaras en su propia casa para grabar todos y cada uno de los movimientos de su hijo durante sus primeros tres años de vida. Ver artículo de NYT:
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