Sila tenía menos de tres semanas cuando su madre, Nariman, se dio cuenta de que no se movía. "Me desperté por la mañana y le dije a mi esposo que la bebé no se había movido durante un tiempo. Le descubrió la cara y vio que estaba azul, mordiéndose la lengua y con sangre saliendo de su boca", relata Nariman al-Najmeh. En su carpa en una playa del sur de Gaza, Nariman está sentada con su marido, Mahmoud Fasih, y sus dos hijos pequeños: Rayan, de 4 años, y Nihad, de dos y medio. La familia relató que fue desplazada más de 10 veces durante.
|
etiquetas: gaza , palestina , bebés