Esto que se ve desde la ventana de un sexto piso, rodeado de palmeras y secarrales, es Vecindario, un municipio del sur de la isla de Gran Canaria. Aquí el viento sopla con rabia y la cara de Yeremi Vargas, un niño desaparecido hace dos años, empapela casi todas las calles blancas y todos los edificios bajos y también blancos. Esto no es Los Ángeles, la ciudad salvaje del cine y por la que el cubano Geoffrey Silvestre, pretendido por los Lakers, debería conducir un Hummer.
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