Hay de dos clases: las terroristas que no encuentran otro modo de luchar contra el invasor y las que se suicidan prendiéndose fuego. Las primeras son pocas, las últimas, muchas, y no encuentran otro modo de evadirse del sometimiento y la humillación imperantes que continúan bajo el gobierno “democrático” de Hamid Karzai, sostenido por EE.UU. y la OTAN.
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