Un 24% de las mujeres trabajadoras en España tiene un empleo de alta tensión y están expuestas a altas exigencias, bajas posibilidades de desarrollar sus habilidades y una mayor probabilidad de padecer hipertensión y depresión. Este alto porcentaje desciende al 21,2% en el caso de los hombres. En el estudio se observan claras desigualdades sociales, de manera que los trabajadores con empleos menos cualificados están más expuestos que todos los demás a padecer riesgos en su salud.
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