¿Es una lucha de clases?
Es una lucha de clases
¿Vamos perdiendo?
Vamos perdiendo
Cuando le escribes a tu novia, a tus colegas, a tu madre, o a tus clientes un mensaje en Whtsapp, no te estás comunicando con ellos. Lo que estás haciendo en realidad es escribír un mensaje a una empresa, Meta, para que esta guarde un registro y lo transmita al destinatario.
No, no es lo mismo que una carta. Correos no se guardaba una copia de tus cartas.
Johannes Löffler
Veo que por aquí seguimos muy anquilosados con eso de las ideologías, y que aún parece difícil creer que Puigdemont pueda apoyar la moción de censura que mande a Sánchez a su casa. No digo yo que vaya a pasar, porque el Puchi se ha vuelto el rey de los perros ladradores desdentados, pero tampco conviene descartar esa posibilidad tan alegremente.
Si algo está machacando a Junts es gobernar con en vez de contra. El partido necesita urgentemente un gobierno español contra el que estar, si quiere volver a movilizar a los suyos. Pedir cosas, casi de rodillas, a los mismos que tú sostienes y que encima no te dan nda, es la garantía de irte al carajo, sin paliativos. Para mantener su postura reivindicativa, irredenta y victimista, necesitan un gobierno del PP, y si puede ser con Vox, mejor aún.
El modelo de intentar controlar el gobierno de Madrid para sacar lo suyo en Cataluña, no sólo está agotado, sino que parece un fracaso en toda regla. Además de influencia, lo que ellos quieren, como cualquier partido político, es poder. Y ya se ha visto adónde ha conducido esta estrategia: nada en Madrid, e Illa en Barcelona, gobrnando la Generalitat. Cojonudo, ¿verdad, cacho de genio? , le habrán dicho al que diseñó semejante estrategia.
Por si todo esto fuera poco, muchos estamos convencidos de que el control del PP sobre el Poder Judicial, aquí y en Europa, es mucho mayor que el que alista el PSOE, lo que llevaría a pensar a Puigdemont que su única opción de volver a España pasa porque los jueces conservadores dejen de ponsrle palos en las ruedas a su amnistía y le permitan volver, haciendo la vista gorda a este o a aquel detalle.
Así que no descartemos, por esta vez, que los de Junts apoyen un moción de censura instrumental junto al PP y Vox, poniendo de candidato al primero que se les ocurra, porque la ideología, el supuesto independentismo, las vestiduras rasgadas y las banderas en largo mástil son sólo forraje para idiotas. Lo que cuenta es el poder, y las cosas vienen torcidas parra Junts si no espabilan.
Y lo saben.
(Artículo del Patriotic Millonaires Research Center, 2023
"Patriotic Millionaires es una agrupación de estadounidenses acaudalados que luchan contra la concentración desestabilizadora de riqueza y poder en los Estados Unidos. Nuestros miembros utilizan su influencia y sus voces únicas para promover una economía dinámica y equitativa, basada en un sistema tributario justo, un salario digno para todos los trabajadores estadounidenses y el acceso igualitario al poder político.")
En el período previo a las elecciones presidenciales de 1992, James Carville acuñó la famosa frase «Es la economía, estúpido». Pronto se convirtió en el lema de la exitosa campaña de Bill Clinton.
Eso fue hace treinta años. Con lo mucho que ha cambiado nuestro país desde entonces, nos gustaría sugerir que se actualice el famoso estribillo a «Es la desigualdad, estúpido».
La desigualdad económica se ha disparado en Estados Unidos desde que Bill Clinton asumió el cargo. (Comenzó a aumentar después de que el predecesor de Clinton, Ronald Reagan, entrara en escena, pero el mandato de Clinton fue testigo de la continuación de esta tendencia). Hoy en día, hay 735 multimillonarios en Estados Unidos, tres de los cuales —Elon Musk, Larry Ellison y Jeff Bezos— poseen una riqueza de más de un millón de veces superior (!!) a la riqueza media de los hogares estadounidenses. Mientras tanto, casi el 60% de los estadounidenses viven al día, un tercio de los trabajadores ganan menos de 15 dólares la hora y aproximadamente 38 millones de estadounidenses viven por debajo del umbral de la pobreza.
No es casualidad que, a medida que los ricos se han hecho más ricos, cada vez más estadounidenses hayan tenido dificultades para llegar a fin de mes. Todas las pruebas disponibles demuestran que la pobreza y la desigualdad están íntimamente relacionadas. Un informe reciente reveló que Estados Unidos, uno de los países con mayor nivel de desigualdad entre los países desarrollados, tiene más pobreza intergeneracional que varios países similares. Además, la alta desigualdad perjudica la movilidad social y el crecimiento del PIB, dos mecanismos clave que permiten a las personas salir de la pobreza. Existe una relación clara e innegable entre el número de personas que viven en la pobreza y la magnitud de la brecha entre ricos y pobres, y los responsables políticos serían insensatos si no lo vieran.
Sin embargo, hay otras razones, además de la pobreza, por las que debemos preocuparnos por la desigualdad extrema. Una de las más importantes tiene que ver con la forma en que la concentración extrema de la riqueza en un pequeño grupo de personas desestabiliza nuestra democracia. A medida que los ricos se han enriquecido en las últimas cuatro décadas, han contribuido más a las campañas políticas. (Esto es especialmente cierto desde la sentencia del Tribunal Supremo de 2010 en el caso Citizens United, que abrió las compuertas al gasto ilimitado de los Super PAC). Han utilizado su riqueza para impulsar políticas en la dirección que les conviene, lo que ha creado un círculo vicioso en el que la desigualdad económica produce desigualdad política, lo que a su vez genera más desigualdad económica.
En ningún lugar esto es más evidente que en el código tributario. Nuestro código tributario fue en su día impresionantemente progresista. Durante la Segunda Guerra Mundial, el tipo impositivo marginal máximo del impuesto federal sobre la renta alcanzó el 94 % y se mantuvo por encima del 90 % hasta 1964, abarcando la totalidad de la década de 1950, considerada por muchos como la «edad de oro» económica de los Estados Unidos. Nuestro impuesto sobre el patrimonio también fue en su día muy sólido —tenía un tipo máximo del 77 % entre 1941 y 1976— y era eficaz para reducir las grandes fortunas.
Con el paso del tiempo, nuestro código tributario se ha vuelto mucho menos progresivo. Los multimillonarios pagan tipos impositivos mucho más bajos que los estadounidenses medios y, en ocasiones, se libran de pagar cualquier impuesto federal sobre la renta. El impuesto sobre el patrimonio se ha llenado de lagunas y exenciones tan complicadas que, en esencia, se ha convertido en un impuesto «opcional» para los ricos. Las ligas deportivas multimillonarias, como el PGA Tour (que recientemente se ha fusionado con LIV Golf, una liga de golf respaldada por Arabia Saudí, un país conocido por sus abusos contra los derechos humanos), no tienen ninguna obligación fiscal.
Hace más de una década lanzamos nuestra campaña para poner orden en este caos. Queremos que los gobiernos graven adecuadamente a las personas ricas como nosotros, tal y como hacían en el pasado, para contener la desigualdad, NO solo para recaudar ingresos. Con el paso del tiempo, la idea generalizada de que el código fiscal desempeña un papel importante en la distribución de la riqueza en Estados Unidos se ha desvanecido, sustituida por una visión miope y limitada de los impuestos como meros generadores de ingresos.
No creemos que sea necesario aumentar los impuestos a los ricos para recaudar ingresos con los que financiar las medidas que el gobierno quiere llevar a cabo. Creemos que es necesario aumentar los impuestos a los ricos para reducir la desigualdad. La desigualdad, como ya hemos expuesto, es perjudicial para nuestra economía, para los pobres y para nuestra democracia. Eliminar la desigualdad a través del código tributario no debería ser una preocupación secundaria a la hora de buscar ingresos, sino nuestra prioridad absoluta.
Reconocemos que algunos políticos que promueven aumentos de impuestos a los ricos podrían considerar políticamente conveniente vincularlos directamente con programas gubernamentales nuevos o ampliados. La mayoría de los legisladores, incluso aquellos que quieren gravar a los ricos, no están del todo seguros de que el público comprenda cómo sus vidas mejorarán directamente al gravar a los ricos, y creen que deben convencerlos de que apoyen los aumentos de impuestos ofreciéndoles otros programas.
No creemos que eso sea necesario. El problema al que nos enfrentamos NO es la falta de apoyo a nuestra visión: la mayoría de los estadounidenses están de acuerdo en que la desigualdad es un problema y en que los ricos y las empresas no pagan lo que deben en impuestos. El pueblo estadounidense apoya de forma abrumadora el aumento de los impuestos a los ricos; de hecho, cuando se propuso la agenda original de Biden como la Ley Build Back Better, una de las partes más populares del proyecto de ley era, como habrán adivinado, gravar a los ricos.
En cambio, nuestro problema para avanzar en nuestra agenda es la captura política por parte de los ricos. Tal y como están las cosas ahora mismo en Estados Unidos, los funcionarios electos responden a los intereses y preferencias de los ricos, no a los de sus electores ni a los de los trabajadores de todo el país. Algo tiene que cambiar, y creemos que para acabar con esta captura política y luchar contra la desigualdad, necesitamos que los trabajadores más afectados por la desigualdad se unan y exijan un cambio. Con ese fin, recientemente hemos puesto en marcha una nueva iniciativa, el Great Economy Project, en Whiteville, Carolina del Norte. Estamos llevando nuestro mensaje sobre la necesidad de luchar contra la desigualdad y gravar a los ricos a las pequeñas ciudades de Estados Unidos y proporcionando a la gente las herramientas que necesitan para romper el círculo vicioso de la desigualdad económica y política en Estados Unidos.
Todas las personas que hemos conocido en Whiteville —madres solteras, jubilados, trabajadores con salario mínimo— han vivido la desigualdad en Estados Unidos. Por su propia experiencia, comprenden perfectamente que la economía no funciona para la mayoría, sino que solo sirve para desviar la riqueza y los ingresos hacia unos pocos. Y ahora, gracias a nuestro programa, muchos de ellos se sienten impulsados a hacer algo al respecto. Para cerrar la brecha entre los ricos y el resto y alejar nuestra democracia del abismo del autoritarismo, todos debemos unirnos para exigir un cambio. Creemos que nuestro trabajo en Whiteville es un comienzo.
Este es el lema de Patriotic Millionaires: si te preocupa la lucha contra la pobreza y te preocupa salvar la democracia, entonces soluciona la desigualdad, imbécil.
Vemos estos días los casos en Andalucía de cómo se ocultan las pruebas del cáncer, se modifican. Mamografías con bultos que desaparecen y vuelven a aparecer más tarde sin el bulto y modificadas. 90.000 mujeres en la Comunidad Valenciana que no han recibido su cita para las mamografías, llegando al 60% de las mujeres fuera del cribado del cáncer de mama en algunos sitios como Xátiva el año pasado.
Los casos de Andalucía parecen algo nuevo pero si buscamos un poco, ya desde 2023 hay denuncias de reducción en el número de biopsias en hospitales como el de Jaén.
Desde 2013 ya hay noticias de que las mamografías no se hacen. Más de 30.000 mujeres entonces llevaban meses sin hacerse las pruebas. Como señala el plural hace más de 12 años, cerraban la agenda de médicos, no apuntaban pacientes durante meses.
Entonces Rajoy recortó los tratamientos preventivos y de investigación, mientras Cospedal redujo a la mitad las pruebas de detección precoz del cancer de mama. Qué vista la reacción estos días, parece que es algo nuevo cuando lleva más de una década así.
¿Pero de dónde sale esto? Podemos ver pistas en wikileaks, en 2013 ya hay movimientos de Estados Unidos para bloquear tratamientos asequibles contra el cáncer junto a Japón. Justo cuando empezaron los recortes en España. Sé que correlación no implica causalidad, pero vistas las pruebas, si no lo implica al menos lo parece.
Contemplad. El cadáver en descomposición de la podredumbre estadounidense metido en un traje que no le queda bien: la sordidez de un estafador, la cobardía de un desertor, la glotonería de un parásito, el racismo de un miembro del Ku Klux Klan, el sexismo de un pervertido de callejón, la ignorancia de un borracho de bar y la avaricia de un demonio de los fondos de cobertura, todo ello pintado con spray naranja y exhibido como un cerdo premiado en una feria del condado. No es un presidente. Ni siquiera es un hombre. Solo la destilación enfermiza de todo lo que este país jura que no es, pero que siempre ha sido: arrogancia disfrazada de excepcionalismo, estupidez disfrazada de sentido común, crueldad vendida como dureza, codicia exaltada como ambición y corrupción adorada como un evangelio. Es la sombra de Estados Unidos hecha carne, un ídolo de calabaza podrida que demuestra que cuando una nación se arrodilla ante el dinero, el poder y el rencor, no solo pierde su alma, sino que caga esta obscenidad hinchada y la llama líder.
Hoy en redes sociales el Núcleo Nacional de Vox se expone arrancando pancartas por Palestina en contra del genocidio en Gaza, demostrando estar a sueldo de Israel y que todas las políticas vienen del sionismo. Por eso enfrentan a españoles contra gente de latinoamérica, Gallardo hoy dijo que son los latinoamericanos los que suben el precio de la vivienda. Sus ataques a los árabes y musulmanes. El ataque a las feministas y el constante ataque a todo para la división de la gente que vive en España, que de esta manera vive enfrentada mientras ellos hacen dinero. Especulan con la vivienda, niegan el cambio climático provocando cientos de muertos como en Valencia para no molestar a sus negocios. El ejército sionista proisraelí ha comprado a los falsos patriotas para asesinar a los españoles.
Enlace al post : x.com/carlossseu/status/1979732734617534571 

Hoy ha sido muy alabada la portada de ABC con los nombres de todas las víctimas de la DANA (idea, por cierto, poco original), pero a mi me ha parecido una forma de hacer olvidar la vergonzosa portada del día después de la DANA donde no había ninguna referencia a la tragedia. Y no me vale decir que les pilló con la edición cerrada, que no estamos en el siglo XIX y no ocurrió a las doce de la noche, que ya por la tarde había más de un centenar de muertos. La dirección del periódico debió pensar que las prioridades eran otras y ahora intenta que se olvide.
menéame