El Tribunal de Cuentas, el órgano que fiscaliza el destino que dan los políticos y la Administración al dinero de la cosa públicas, vive momentos de revuelo. Un correo electrónico enviado unilateralmente al Gobierno por un consejero, sin dar cuentas a nadie, y la existencia de enraizadas sagas familiares han destapado la caja de los truenos en el tribunal, con hostilidades y reproches.
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Spam @antonio_hernandez_hernan
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