Cestas de navidad, botellas de vino, quesos, anchoas de Santoña, trajes, bolsos de lujo... Casi a diario, los políticos españoles reciben regalos, la mayoría inocentes, simples detalles marcados por el protocolo institucional, pero también otros de mayor valor, obsequios que tratan de inclinar la balanza en decisiones millonarias. Lo ideal sería marcar el límite entre ambos. Permitir los primeros al tiempo que se atajan por completo los segundos. La pregunta es cómo.
Comentarios
Existe una norma, y es el sentido común, yo recibo regalos de proveedores por Navidad (por lo general botellas de vino y tonterías de oficina, alfombrillas, bolígrafos, agendas)
El día que me regalen un viaje al Caribe dos semanas todo incluido, entonces mis superiores tendrán motivos para pensar que algo raro debo estar haciendo.
#4 Si, lo pensarán, pero menudo crucero te vas a pegar
Otro caso fantástico para plantear
CORRUPCOSTE: Principios matemáticos para econometría de la corrupción (incompatibilidad-complicidad-incompeten cia) PDF
CORRUPCOSTE: Principios matemáticos para econometr...
cita.esHace tiempo publiqué lo que puede verse en
http://www.cita.es/regaloscopia
y me quedé muy corto. La historia que cuento de los regalos al CNI no fue desmentida por nadie, y sirve para explicar muchas más cosas.
#4 ¿Sentido común? Si eso existiera en España, el país donde tanto la izquierda como la derecha carecen tantoi de ética como de sentido común
Yo creo que nuestra clase política es representativa de como somos como sociedad. No me gusta reconocerlo, pero muchos somos muy laxos con los 'pequeños pecados'. Al fin y al cabo hay una base de picaresca muy arraigada en nuestra cultura.
Probablemente nos hará falta el paso de generaciones para poder llegar a evolucionar hacia una cultura donde se premien los comportamientos éticos y responsables, y se castiguen los contrarios.
Existen normas sobre aceptación de regalos protocolarios en otros países europeos. Si hay voluntad, se pueden tomar esas normas y adaptarlas convenientemente en el Congreso, que para eso está.
Yo volvería a instaurar los azotes en las plazas públicas para estos individuos.
Los regalos de cortesía de empresa o entre cargos institucionales son una cosa, y los regalos para captar favores son otra cosa muy diferente. Si a cualquier español (y especialmente a las españolas) se les dieses los datos de un regalo a un político o cargo institucional acertaría al 100% con la intención en una u otra dirección. Pero el español medio sueña con llegar a que a él le toque y lo de llevar el jamón para que le hagan un favor a mi hijico está muy arraigado. Yo recuerdo haberlo hecho porque mi padre me lo pedía, y no lo considero siempre humillante, sino de bien nacido. Pero claro, NO a un cargo político. En cualquier caso, ahí está Cáritas o los diferentes mercados de asociaciones benéficas. Siendo honestos, este debería ser el destino de buena parte de los regalos que deberían obviamente declararse en un registro al efecto.
Hay otra noticia relacionada con ésta en
Regalos y panderetas. No es lo mismo una lata de anchoas que un traje carísimo, ni el protocolario o el que espera algo
Regalos y panderetas. No es lo mismo una lata de a...
tribuna.netpero seguro que habrá muchas más. ¿O no?
http://www.miguelgallardo.es/corupcoste.pdf