Hace 12 años | Por --152010-- a hoy.es
Publicado hace 12 años por --152010-- a hoy.es

"El principal problema es que la Protectora no puede recoger más perros porque no tienen donde darles cobijo. La perrera está llena, no cabe ni un animal más."

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Carme

Joder, ya podrían mencionar donde está la perrera. Para quien pueda interesarle, se trata de la Finca Municipal Capote en Plasencia (Cáceres)

http://www.plasencia.es/web/index.php?option=com_content&view=article&id=822&Itemid=574

YHBT

Por circunstancias de la vida desde hace algunos años mantengo trato con varias asociaciones protectoras de animales en Madrid. Y he de decir que si bien es cierto que hay circunstancias de saturación por la cantidad de abandonos que se producen a lo largo del año, no es menos cierto la incapacidad de una gestión coherente y productiva --para los animales-- por parte de estas asociaciones.

El caso más reciente no llega a la semana. Nos encontramos un gato de unos tres meses abandonado. ¿Por qué sabemos que era un abandono? Porque aunque carecía de chip identificativo, su comportamiento sociable no era propio de un gato de esa edad criado en la calle, y los resultados de las pruebas posteriores en el veterinario reforzaban la sospecha del abandono: orejas limpias, sin legañas --indicativas de un posible caso de rinotraqueitis o calicivirus--, con un poco de sarro, sin lesiones traumáticas a la exploración, y negativo a inmunodeficiencia y leucemia felinas.

Si no hubiera sido porque en casa tenemos un gato enfermo que no puede tener contacto con otros gatos por su condición, nos lo hubiéramos quedado nosotros mismos. Pero no podía ser, no sin crear un riesgo potencial, por lo que desde el mismo momento en el que lo recogimos nos pusimos en contacto con todas la asociaciones protectoras de animales de la ciudad que conocemos, con la única intención de tener un hueco temporal hasta encontrarle un adoptante definitivo. De hecho causó tanta sensación en la clínica veterinaria, que desde allí llamaron a todos sus contactos.

Todas las asociaciones, sin excepción, nos dijeron que no podían hacerse cargo, pues se encontraban saturadas. Algo esperable por ser este uno de los peores meses del año, con la acumulación de abandonos veraniegos, y la falta de personas implicadas al estar de vacaciones.

El cabreo te lo llevas cuando esa misma tarde una de las asociaciones que te ha dicho que no anuncia a bombo y platillo, solicitando voluntarios para que les ayuden, el rescate de una gata callejera sana --no sociable-- y sus cuatro cachorros, con el argumento de que se encuentran en una zona de riesgo --en el interior de un muro, algo habitual--, y para los que ya tienen hueco. Y por supuesto, los voluntarios de siempre no faltan a la cita para salir en la foto.

Pero el tuyo, el que te acabas de encontrar, el que es completamente sociable, el que es un claro abandono y que no sería capaz de sobrevivir en la calle ni tres días solo, ese no tiene hueco.

Al final el gato se lo llevó una de las veterinarias durante el fin de semana --más tiempo no podía quedárselo--. Y con mucha suerte, moviendo todos nuestros contactos particulares, hemos encontrado a una persona de confianza que de momento va a acoger al gato temporalmente el tiempo que sea necesario, y que si se adaptan, él y el otro gato que tiene, lo adopta.

Este es el caso más reciente, y por eso mi cabreo, igualmente reciente. Pero no es el único.

El año pasado de madrugada nos encontramos una perra con collar y correa suelta por la calle, sin nadie a la vista. Ninguna asociación quería hacerse cargo, y eso que ésta sí llevaba chip --con los datos desactualizados--, y al final, después de dar muchas vueltas, conociendo el protocolo del centro de animales municipal --al ir con chip en principio no le sacrifican, aunque se han dado casos--, muy a nuestro pesar, se lo entregamos a la ecológica. Y aun así, seguimos moviendo los hilos, y a la mañana siguiente, usando medios no estandarizados, logré encontrar a los dueños, que la estaban buscando desesperadamente porque se les había escapado la noche anterior al asustarse con el ruido de un coche.

Hace unos años nos encontramos a un gato adulto por el barrio, casero, que acudía a la llamada y se dejaba tratar por todo el mundo, y que por las condiciones en las que se encontraba, llevaría varias semanas en la calle. Y aunque algunos vecinos sabían quién era la persona que lo había abandonado, nadie quería denunciarlo --ni siquiera nos lo dijeron porque sabían que nosotros sí lo haríamos--.

De nuevo las protectoras con las que tratamos ignoraron el caso. Y esta vez el resultado no fue tan bueno como en los casos anteriores: el gato apareció muerto a las pocas semanas, atacado por un perro --de un impresentable que encima animó al can durante el ataque, y luego el perro era violento--.

Menos trágico fue el de otro casero abandonado, con semanas de adaptación a la vida en la calle, y con desarrollo de múltiples enfermedades causadas por su situación. Durante seis meses estuvimos dando parte a diferentes asociaciones para que nos ayudaran con él. Y al final, sólo una, tras mucho insistir, nos ofreció un hueco, y por pena de la veterinaria que se responsabilizaba del mismo, pues en la asocación --y de esto nos enteramos después-- no lo consideraban importante.

Al final, cuando uno se implica en este tipo de actividades, acaba dando tumbos de una asociación a otra, buscando la que mejor le responda cuando lo necesite. Y cada vez cuesta más encontrar buenas respuestas.

D

Y mientras, en otros países europeos, hay lista de espera para poder adoptar, de ahí que hayan tantas adopciones provenientes de Alemania, entre otros.

Graffin

No pasa nada, viene el Papa a España. Se van a acabar todos los problemas.
En fin...

D

En casos de crisis