Un barco fue arrastrado por el mar con la ayuda de una enorme vela que parecía pertenecer a un kitesurfista gigante. Otro navegó este verano por los océanos entre China y Brasil con velas de acero y vidrio compuesto tan altas como tres postes de teléfono. Ambos aprovechan un propulsor natural del que las embarcaciones oceánicas han dependido durante siglos: el viento. Y forman parte de un esfuerzo cada vez mayor por alejar a la industria naval de los combustibles fósiles.
Comentarios
Y de nombre lo llamaremos carabelas
#1 las naves de carga de aquella época creo que eran las urcas.
#2 se lo dejamos a los de marketing
#3 vale. Acepto pulpo 🐙 🐙 !!
#1 Calaveras, disléxico
#5
El Pyxis Ocean es el primer carguero moderno que veo con "velas" que no parecen de juguete.
Además un ahorro del 30% de combustible supone unos cuantos millones de euros al año así que podría ser hasta rentable.