En 2016, una piedra de Go cayó en el tablero y el mundo cambió para siempre. Fue el movimiento 37 de AlphaGo contra Lee Sedol, un instante que muchos describen como el Sputnik de la inteligencia artificial: el momento en que descubrimos que las máquinas podían pensar lo impensable.
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El día que perdió Lee
no deberíamos haber ido a la escuela
Lo siento no haber insistido
que pasarais ese día
jugando y riendo o llorando en casa conmigo
El día que perdió Lee
la humanidad entera envejeció
Toda la historia del arte
ser un héroe o ser un cobarde
perdió todo un poco de sentido
Por eso enciendo una vela
y canto ese lamento
El futuro que nos espera
quizás ya tiene nombre
y es el número de un movimiento
Llama mas la atencion el nivel de complejidad y coste computacional que requieren algunos juegos a partir de unas normas aparentemente muy sencillas, que ha tenido que entrar el siglo xxi para que las maquinas puedan vencer a la elite humana.