Hace 4 años | Por japego a agencia6.com
Publicado hace 4 años por japego a agencia6.com

Un pequeño comentario acompañado de una fotografía tomada ayer mismo en el centro de San Vicente del Raspeig nos sirve para preguntarnos si realmente ese mensaje de sostenibilidad que nos llega por cielo, tierra, mar y aire es cierto o hemos pasado de tener los corrales de animales dentro de los pueblos a tener nuestras calles repletas de contenedores malolientes, pringosos, rebosantes de moscas y dañando las bellas estampas de nuestras avenidas, parques y jardines.

Comentarios

Narmer

La alternativa es que se haga como en países del norte de Europa, donde tú te quedas la basura en tu casa -separada para reciclarla, claro está- y te la recogen una vez a la semana.

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#1 Bueno, no sé si todo en el norte es bueno... en Suecia incluyen todo lo que se quema en incineradoras como «reciclado», por eso llegan a increíbles cuotas del 90%, porque tiene trucazo, y en Estonia el servicio de recogida de basuras está privatizado, así que prácticamente no se recicla, (el que la recoge no va a poner camiones para cada tipo de residuo), encontrar contenedores de reciclaje es prácticamente misión imposible y la gente que no puede pagar por cierta frecuencia acumula basura en casa que alucinas.

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Estoy de acuerdo con la opinión de la persona que escribe el artículo. No veo que haya despertado mucho interés por aquí, pero tiene un debate interesante.

numofe

#2 Pues yo no veo bien ni cuál es su opinión ni cuál es el debate. Dice que los contenedores son feos y huelen mal. Estoy de acuerdo. Qué propone exactamente? Las frases del tipo "los políticos solo quieren enriquecerse y los ciudadanos les importamos una mierda" son muy llamativas pero si no van acompañadas de algo más no significan nada.

Elbaronrojo

También a la gente le pones los contenedores y por comodidad siempre tiran todo al mismo. Mi vecino tiene la extraña costumbre de hacerlo y en bolsas abiertas o cajas llenándolo en una sola vez y muchas veces dejándolo abierto, es un contenedor pequeño para dos viviendas, cuando hay uno amarillo y otro de cartón a quince metros caminando en línea recta.