Los gobiernos son capaces de aplicar un enfoque estratégico paciente de inversión a largo plazo, que es esencial para la innovación. El sector público debería trabajar con el sector privado y la sociedad civil para crear una cartera de proyectos de innovación que responda mejor a los desafíos de nuestros tiempos.
Si el sector público aspira a vencer al sector privado, tiene que vencer al sector privado en su terreno, es decir, tiene que vencer compitiendo y haciéndolo mejor que el sector privado. En otras palabras: el "exprópiese" tiene que ser sustituido por el "compítase".
Porque, al fin y al cabo, si el sector público no es capaz de hacerlo mejor que el sector privado, entonces ¿para qué quedarnos con el sector público? Y si el sector público sí es capaz de hacerlo mejor que el sector privado, entonces ¿qué necesidad de aplicar expropiaciones? bastará funcionar mejor que el sector privado, y las propias elecciones de los ciudadanos como trabajadores y consumidores en favor del sector público bastarán para arruinar y expulsar al sector privado, o mejor aún, bastarán para obligar al sector privado a portarse tan bien como el sector público si no quiere arruinarse.
Desde este punto de vista el sector público debe existir para asentar e "inspirar" un estándar económico-empresarial mínimo, una especie de "marca blanca" o, por qué no, "marca España", que el sector privado tiene que imitar si no quiere arruinarse por la pérdida de clientes y trabajadores.
Una de las ventajas del sector público es que su nivel de regulación y control permite implementar con mayor efectividad medidas para que los altos cargos roben menos a los cargos de trabajar de verdad y a los consumidores, lo cual se termina traduciendo en salarios mejores para los cargos de trabajar de verdad en general, y en precios mejores para los consumidores.
Así que ¿cómo podemos saber quién gana en el terreno de la competencia, el sector privado o el sector público?
La respuesta es sencilla: simplemente observemos qué eligen los ciudadanos.
¿Cómo preferiría trabajar el ciudadano, como trabajador de la empresa privada, o como funcionario?
¿Qué elige el ciudadano cuando actúa como consumidor, la sanidad privada, la educación privada, la vivienda privada, los planes de ahorro o pensiones privados.... o sus homólogos públicos?
Comentarios
El modelo de innovación en Israel va por este camino y sí da buen resultado
#4 Los comunistas de Israel tenían que ser.
Qué ganas de perder el tiempo. Esto ya se probó en China, y no funcionó.
Si el sector público aspira a vencer al sector privado, tiene que vencer al sector privado en su terreno, es decir, tiene que vencer compitiendo y haciéndolo mejor que el sector privado. En otras palabras: el "exprópiese" tiene que ser sustituido por el "compítase".
Porque, al fin y al cabo, si el sector público no es capaz de hacerlo mejor que el sector privado, entonces ¿para qué quedarnos con el sector público? Y si el sector público sí es capaz de hacerlo mejor que el sector privado, entonces ¿qué necesidad de aplicar expropiaciones? bastará funcionar mejor que el sector privado, y las propias elecciones de los ciudadanos como trabajadores y consumidores en favor del sector público bastarán para arruinar y expulsar al sector privado, o mejor aún, bastarán para obligar al sector privado a portarse tan bien como el sector público si no quiere arruinarse.
Desde este punto de vista el sector público debe existir para asentar e "inspirar" un estándar económico-empresarial mínimo, una especie de "marca blanca" o, por qué no, "marca España", que el sector privado tiene que imitar si no quiere arruinarse por la pérdida de clientes y trabajadores.
Una de las ventajas del sector público es que su nivel de regulación y control permite implementar con mayor efectividad medidas para que los altos cargos roben menos a los cargos de trabajar de verdad y a los consumidores, lo cual se termina traduciendo en salarios mejores para los cargos de trabajar de verdad en general, y en precios mejores para los consumidores.
Así que ¿cómo podemos saber quién gana en el terreno de la competencia, el sector privado o el sector público?
La respuesta es sencilla: simplemente observemos qué eligen los ciudadanos.
¿Cómo preferiría trabajar el ciudadano, como trabajador de la empresa privada, o como funcionario?
¿Qué elige el ciudadano cuando actúa como consumidor, la sanidad privada, la educación privada, la vivienda privada, los planes de ahorro o pensiones privados.... o sus homólogos públicos?
Pues eso.
y Bruselas como centro de co-working.