La neurociencia ha mapeado los circuitos del dolor con precisión milimétrica. Sabemos que cuando una gallina es desplumada, sus nociceptores envían exactamente las mismas señales que los nuestros enviarían en una situación equivalente. Cuando un pez es sacado del agua, su cerebro libera los mismos neurotransmisores asociados al pánico que liberaría el nuestro si nos estuvieran asfixiando. Cuando separamos a un ternero de su madre, ambos experimentan el mismo cóctel de hormonas del estrés que experimentaríamos nosotros ante una separación forzos