La investigación es reciente, pero está claro que la muerte de 1,6 billones de peces salvajes al año podría tener consecuencias sutiles a largo plazo en su mente y cuerpo: la pesca no afecta por igual a los peces de una población, sino que se dirige a determinados individuos ( peces grandes o con comportamientos particulares). Eso podría afectar a la pesca y a ecosistemas acuáticos enteros. A lo largo de muchas generaciones, podría incluso influir en la evolución de los peces, como volverse más precavidos, pequeños, o madurar o procrear antes.