La historia de Alex Simpson, una joven de Nebraska, suele dejar a médicos y científicos sin palabras. A los dos meses de nacida, su familia recibió un diagnóstico devastador: hidranencefalia, una condición tan extrema que los especialistas dudaban de que llegara a cumplir su primer año de vida. Sin embargo, el pasado 4 de noviembre, Alex celebró su vigésimo cumpleaños.
La hidranencefalia es una anomalía congénita rara en la que los hemisferios cerebrales prácticamente no existen. El espacio donde deberían estar —responsables del pensamiento, el movimiento voluntario y el procesamiento sensorial— está ocupado casi por completo por líquido cefalorraquídeo. Solo permanecen el tronco encefálico, las meninges y estructuras profundas como los ganglios basales, suficientes para mantener funciones vitales básicas.
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