Esta vez no fue en agosto, sino a principios de octubre. Por tercer año consecutivo, la laguna de Santa Olalla, la mayor de Doñana, se secó, como en los veranos de 2022 y 2023. Nunca antes hubo esta situación, desde que la Estación Biológica de Doñana, del CSIC, comenzó a tomar datos hace medio siglo. “La intensa y prolongada sequía y sobreexplotación del acuífero tienen gran efecto sobre el sistema de lagunas del espacio protegido”. Sólo queda una lámina superficial de humedal residual y barro. Ya sólo se puede hablar de humedales temporales.