Por un lado el jefe de la OTAN, es decir el presidente de Estados Unidos, reconoce gran parte del argumentario ruso, y, por otro, la prensa americana más beligerante (Véase los últimos informes del New York Times) no cesa de concretar la implicación de la OTAN en Ucrania desde 2014, mucho antes de la invasión, desmintiendo con todo tipo de detalles la afirmación canónica de 2023 y 2024 de que “la OTAN no está en guerra con Rusia” (el exsecretario de Defensa americano Lloyd Austin, entre muchos otros).