El Sr. Frey plantea el problema del mal, que ha sido discutido por teólogos judíos, medievales, modernos, y contemporáneos (les recomiendo al Dr. William Lane Craig, si tienen una mente abierta en este aspecto; está en YouTube).
Sin embargo, hay un detalle: el problema del mal solo es un problema si Dios existe. Por tanto, no debe ser un problema para un ateo porque para él Dios no existe. Solo se convierte en problema si te piensas hacer creyente. Sin embargo, tampoco es un problema para el creyente pues el creyente asume que Dios sabe todas las cosas y es infinitamente justo, a diferencia de nuestro conocimiento y juicio, que es limitado.
Por tanto, el problema del mal ni siquiera es un problema, a menos que seas deísta nihilista, agnóstico o algo así, pero no si eres monoteísta cristiano o ateo.
Por otro lado, los ateos no pueden juzgar a Dios como idea, porque no tienen una moral objetiva para juzgarlo. Los creyentes, sin embargo, creen que la moral viene de Dios y todo lo que Dios haga es bueno, aunque no nos guste, pues él define nuestra moral... aunque tal vez nos quede mucho por entenderla y aplicarla toda. Los ateos, por ejemplo, no tienen nada en que definir su moral. Solo convención cultural y experiencia, que cambia.
Los ateos, en efecto, pueden ser personas morales, pero no pueden afirmar que esa moral se basa en algo objetivo; es una opinión o creencia personal. Por tanto, sus argumentos "morales" contra Dios son opiniones personales, no argumentos objetivos.
Y peor: los ateos son hipócritas al juzgar a Dios respecto a las enfermedades, desgracias, sufrimiento, etc. porque estas cosas no puedes ser consideradas como moralmente "malas" si no crees en Dios. No, el sufrimiento no es malo necesariamente; puede ser necesario sufrir un poco para curar una herida, por ejemplo. Por tanto, el sufrimiento no es lógicamente malo, y por tanto, no puede ser usado como argumento moral lógico contra Dios.
Esos males, para un ateo, son solo resultado del azar, y no tienes derecho a juzgar un dios en el que no crees con una medida moral que no tienes.
Si eres ateo, solo puedes admitir que al universo no le importas y por tanto, tampoco le importa que tengas la razón o no la tengas, o que creas en Dios o no, ni que seas feliz o no. Muy bonito.
Los creyentes (los que realmente observemos nuestras creencias), por otro lado, tenemos un propósito y sentido en la vida en medio de todo el sufrmiento. Sufrimos y disfrutamos como cualquier otra persna, pero además no creemos que lo bueno o malo está en una emoción o en el sentido común, sino en lo que dice Dios al respecto y punto. Podemos derivar lógicamente otras leyes morales basados en esos axiomas morales de fe.
No, nuestra moral no varía según las ganas que tengamos de hacer el bien (no viene del corazonsito Disney), ni creemos que la moral se basa en cuanto conocemos (porque los peores dictadores que han existido han sido muy educados) ni creemos que la inteligencia determina la moral porque la inteigencia es una herramienta que puede usarse para ayudar o dañar. Creemos que la moral es algo que decidimos libremente y concientemente, no por emociones.
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