Los disfraces ocultan una manera burda de esconder droga. Hace unas semanas, arrestaron a un alemán disfrazado de cura. Llevaba libros en su maleta y otros bultos con forma de libro pero algo sospechosos. Resultaron ser ladrillos de coca envuelta en cera. Todos los traficantes, además, untan los ladrillos con mostaza y café para despistar el olfato de los perros.
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