Cuando lo pensamos, ser un solipsista es muy parecido a ver una película. Todas las personas que vemos, todas las emociones que sentimos y todas las cosas que aprendemos existen únicamente en una pantalla. La única diferencia es que nadie más puede ver la pantalla; en parte porque nadie más existe y en parte porque la pantalla es el interior de nuestra mente. Para un solipsista, hablar con un vecino es como hablar con un NPC en un videojuego, y estar enojado con el mundo es como autolesionarse.
|
etiquetas: solipsismo , filosofía , vida