En el plano internacional, la situación es distinta y su participación se ve muy limitada por la exigencia de vestir de acuerdo con las normas islámicas. «Las mangas largas y la ropa floja dan ventaja a los rivales, que pueden agarrar más fácil a nuestras jugadoras. Para no tener desventaja, la única solución es competir contra otras selecciones musulmanas que tengan el mismo código para vestir», señaló a Al Jazeera el entrenador del equipo de rugby de la capital, Alireza Iraj.
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