El señor Llamazares suele, en San Jerónimo, hablar cada vez más bajito. Se ha quedado solo. Rosa Aguilar se fue, de un golpe, a la Junta de Andalucía y al PSOE -la independencia aquí no cuenta, claro-. Julio Anguita va de cardiopatía en cardiopatía, y de Gerardo Iglesias, el único hombre que desde su escaño se fue a la mina, nada sabemos.
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